SI ALGUIEN PREGUNTA POR MI, DIGANLE POR FAVOR QUE ANDO REVIVIENDO FANTASIAS DEL PASADOPARA QUEDAR BIEN CON LAS FANTASIAS ACTUALES

HistoriasEllos dos habían sido siempre una pareja muy bien avenida, desde que se conocieron, y más aún desde que emprendieron la vida en común. Eso hacía creer que tal relación seguiría perfeccionándose con el paso del tiempo.Y de pronto, sin que se dieran causas para el cambio, ellos comenzaron a sentirse incómodos con su armonía sabida. Y la pregunta era inevitable.Un día de tantos, durante el desayuno se la hicieron:-¿Qué habrá detrás de esa pared que se nos ha venido poniendo enfrente?La misma frase la habían dicho los dos como en un concurso de ecos. Les dio risa tal coincidencia perfecta, pero un par de segundos después les llegó la seriedad reflexiva. Se vieron a los ojos a fondo, y ella fue la que dijo:-Tal vez sería bueno que cada uno de nosotros se quede solo por unos días.-Bueno, si es lo que quieres, hagámoslo. -contestó él, poniéndose serio.Ella tomó habitación en un refugio de mantaña; y él se dirigió a una cabaña al borde de la playa. Se fueron en un par de días, con lo mínimo. No era turismo sino introyección.Pero sin haberlo planeado, regresaron unas pocas horas después. Sonreían como si acabaran de hacer una travesura.-Ahora ya sé lo que hay detrás de la pared que tenemos enfrente: el horizonte de nuestra vida en común. Es hora de que lo descubriéramos, ¿verdad? Ella le respondió con un beso profundo. Su vida en común volvía a empezar.Era adicto a recordar sin falta, y por mucho tiempo creyó que esos recuerdos eran el retrato hablado de lo que había sucedido dentro y fuera de él; pero ahora estaba empezando a sospechar que eso era más una confianza que una evidencia.La sociedad que le tocaba vivir mostraba cada vez más una vaguedad viva.No lo comentaba con nadie, ni siquiera con su esposa y sus parientes más cercanos. Perdió el empleo, se fueron agotando sus ahorros, y tuvo que decidir que se fueran a vivir a una pequeña finca heredada que quedaba en los alrededores de la ciudad donde había vivido siempre.Durante los primeros días ahí estuvo recopilando mentalmente las imágenes de sus años iniciales, en la ciudad pero al borde del campo. Todo era tan fiel que a cada momento le afloraban las sonrisas. Pero una noche el silencio le hizo alzarse en la cama. La esposa, que aún estaba despierta, le preguntó:-¿Qué te pasa?-Acabo de darme cuenta de que aquí no canta el gallo.-¿De qué hablás? Yo nunca he oído cantar un gallo.Y entonces él empezó a darse cuenta de que su memoria también podía caer en la trampa de la fantasía. Y al...

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