Las circunstancias hacen que nos comportemos como aprendices de todo, y eso hay que aplicarlo con la inteligencia del caso

David Escobar GalindoColumnista de LA PRENSA GRÁFICALa situación nacional e internacional que ahora prevalece se caracteriza de entrada por esa condición conjunta que se vino a hacer presente como si se tratara de un golpe de novedad sin precedentes. Al menos eso es lo que se nos manifiesta en un análisis inmediatista de los hechos, aunque desde luego habría que calar más a fondo para poder percibir el fenómeno en su completo ser. Hay que agradecerle a la pandemia del coronavirus el que esto se haya producido en la forma en que se ha dado, porque sin duda se necesitaba un golpe inesperado de timón para que se agrietaran a fondo las viejas certidumbres y se pusieran a la vista los escombros acumulados del comportamiento tradicional. Repitámoslo hasta el cansancio para que las reservas acostumbradas no puedan continuar en su labor de artificiosidad permanente.De seguro, la situación actual es más difícil de sobrellevar para aquellos que se acostumbraron a estar en la cumbre universal, desbordados de recursos y creyéndose dueños de todos los mecanismos del progreso. Ahora, de golpe, se ha evidenciado que eso no es así. Como es natural, sigue habiendo poderosos y el flujo de riqueza no se ha detenido, pero ya nadie puede sentirse apoderado exclusivo de la realidad, y esto cambia las cosas de raíz. Alistémonos, entonces, en el día y día para autorreconocernos como partícipes identificables del hacer universal, sean cuales fueren las condiciones del respectivo momento. Esto es como haber subido a un plano superior, donde todos podemos vernos a los ojos. ¿Quién iba a decirlo hasta ayer por la noche?En nuestro país, la situación está hoy especialmente complicada porque se juntan dos factores típicamente conflictivos, sobre todo cuando se trata de cambiar un esquema arraigado de malas prácticas y el método que se pone en vigencia busca hacerlo todo sin reconocer lo que no sea su propia voluntad. En otras palabras, el desafío es crucial, porque implica recomponer la forma de funcionar teniendo encima un nuevo agobio de distorsiones. Y es que en verdad nos está pasando factura la irresponsabilidad del pasado en alianza con la irresponsabilidad del presente, lo cual constituye el peor enlace que se podría imaginar. Y la pregunta clave es: ¿Cómo superar este cruce de adversidades?Visto el fenómeno desde una perspectiva saludablemente analítica, lo que nos convendría es hacer una especie de alto en el camino para poder percibir con la debida claridad lo...

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