El desempeño cotidiano nos exige ser realistas, pero sin perder la voluntad de soñar, que es la que hace fructificar nuestra vida

David Escobar GalindoColumnista de LA PRENSA GRÁFICALos seres humanos venimos a la existencia a hacer que se desplieguen todas nuestras capacidades y que se realicen todos nuestros anhelos. Desde el principio de la vida tenemos la sensación de que el tiempo de nuestra estancia en este mundo no será suficiente para lograr todo lo que queremos, y tal sensación se va intensificando a medida que transcurren los años. Eso al principio es un estímulo para seguir adelante, pero a medida que el tiempo pasa se nos va volviendo una especie de carga angustiosa que nos hace sentir que, en todo caso, dejaremos muchas tareas a medio hacer y otras ni siquiera iniciadas. En verdad, nuestra innata tendencia al absolutismo en todo va haciendo que sintamos necesidad de otra vida después de esta, que tenga esa condición absoluta a la que nos vemos conducidos anímicamente cada vez más; pero por nuestra forma básica de sentir y de pensar, ese absoluto se nos inmoviliza de inmediato, lo cual es la característica fundamental del Cielo y del Infierno, tal como los concebimos desde siempre.Pero bien, hoy estamos aquí, y este "aquí" es lo que nos toca administrar. Y en este "aquí" lo básico es poner en acción, y de manera constante, todas las fuerzas de nuestro ser, y muy en especial la voluntad de autorrealización. Tomando en cuenta la condición conductora de dicha voluntad, todo esto hay que ordenarlo en su ruta, porque vivimos siempre a merced de múltiples contradicciones, y la primera de ellas es la que se da entre la necesidad de realismo práctico y el ímpetu de vuelo libre y constante por la atmósfera de los sueños existenciales. En verdad, vistas las cosas desde tal perspectiva, vivir es una estrategia que hay que ir armonizando a cada paso, porque de lo contrario vamos entrando en el inútil estar aquí, cada vez con menos recursos anímicos para hacer de la vida un dinamismo que de veras valga la pena. Lo que realmente debe importarnos es darle sentido a lo que anhelemos y a lo que hagamos al respecto, orientándonos al aprovechamiento de cada minuto disponible.Para los que ya estamos cronológicamente en la zona de salida, todo lo anterior adquiere una urgencia cada vez mayor; y entonces hay que hacer todo lo posible para que dicha urgencia sea la mejor fuente de energía, y no, como es tan común, el mayor estímulo de depresión. En todo momento y situación, hay que potenciar la positividad. Ser positivos es apostarle al gozo de vivir, que es lo que nos hace...

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