ENTRE DORMIR Y DESPERTAR HAY UNA ALIANZA CUYO SENTIDO MÁS PROFUNDO DE SEGURO NUNCA PODREMOS DESCIFRAR POR COMPLETO. ASI ES LA VIDA QUE NOS TOCA

Historias-Yo necesito rezar en voz alta en un espacio propio que me acoja, al iniciar la noche y al empezar el día.-Ya lo sé, porque estás buscando donde hacerlo desde que te conozco.-Entonces vas a entender bien lo que quiero decirte. Tengo el propósito de encontrar un lugar más apropiado para vivir, y en cuanto lo encuentre nos vamos para allá.-Acato órdenes, jefe.-Leticia, no te burlés, que esta es cosa de supervivencia.-¡Claro que sí, señor!-Bueno, contigo no se puede. Me voy al trabajo. Nos vemos al mediodía.-Que te vaya bien, mi querido iluminado.-Chao.Cuando él regresó, ya bien avanzado el anochecer, lo hizo con una sonrisa que no le era común. Ella, al verlo, descubrió que algo grande traía.-¡Lo encontré, lo encontré, lo encontré! Nos vamos si es posible mañana mismo.-Bueno, pues yo también quiero decirte que ya lo encontré: y nos vamos para allá en este mismo instante. Preparémoslo todo, ¡ya!Se miraron a los ojos, como para descubrir sentidos ocultos. De pronto les era evidente que el lugar anhelado no estaba en ningún terreno físico, sino en algún espacio de la mente. Al siguiente día, al ver que no despertaban, entraron a buscarlos. No estaban en ninguna parte. Un aroma desconocido lo invadía todo.-¿Quién?-Ese pordiosero que está sentado sobre el suelo, en la esquina.-¡Ah, ése! Ya decía yo que que es el vivo retrato de alguien a quien conozco desde siempre. ¡Qué despistado soy! Ese alguien sos vos con pelos y señales. ¿Querés que vayamos a preguntarle?-¡No, hombre, cómo creés! Dejemos las cosas como están. Los parecidos existen.No volvieron a hablar del tema, pero el pordiosero seguía ahí, en su lugar invariable.El señor parecido no cesaba de pasar junto a él, y él no parecía darse por aludido. Hasta que un día el transeúnte no resistió la curiosidad: se detuvo para depositarle un billete en el sombrero roto con el que pedía. El pordiosero alzó la mirada, y sin ninguna sorpresa le dijo:-Gracias, Ovidio, pensé que nunca te atreverías.La reacción hizo que el otro se sintiera invadido por un impulso indetenible.-¡Ahora ya comprobé que sos vos, Fermín, mi hermano gemelo, el que desapareció un día sin dejar rastro! ¿Qué te pasó, hermano?-Quise hacer mi vida propia, aunque fuera pidiendo en una esquina. Acordáte que a mí nuestros papás me tenían como si fuera un adorno de la casa. Ya no lo resistí. Preferí la calle a la consola.-Pero ahora veníte para la casa. Ya nadie te tratará como un objeto decorativo. Nuestros padres perecieron...

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