Enfrentándonos al encierro

Tulio E. Magaña M.tuliomagana@avanceydesempeno.comAunque es poco lo que se ha dicho sobre el impacto emocional del encierro a raíz de una pandemia, se sabe que el confinamiento produce emociones como miedo a enfermarse; frustración por la pérdida de libertad; enojo al considerarlo un hecho injusto; ambivalencia ante la seguridad que da el encierro junto a la frustración por el impacto en la economía; desorganización por no poder continuar con la rutina habitual; aburrimiento por el aislamiento; tristeza y desgano ante la ruptura de la cotidianidad; sensación de soledad por la falta de vinculación; ansiedad por la incertidumbre de lo que viene, o no viene a continuación; desilusión e incluso conductas y pensamientos orientados a hacernos huir de la realidad.Los humanos somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad. La pandemia, en pocas semanas, ha alterado todo esto. Al respecto, la facultad de psicología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, hizo unas importantes recomendaciones para controlar la ansiedad ante el confinamiento por la pandemia.En cuando a condiciones físicas, es importante mantener los horarios del sueño, alimentarse bien, hacer ejercicio diario y mantenerse hidratados. Aunque no vayamos a salir de casa, es conveniente quitarse la ropa de dormir para evitar la sensación de discontinuidad y poder organizar los ciclos del día.No es conveniente saturarse de información. Según el especialista Etchevers, cuando monitoreamos constantemente el número de infectados y fallecidos, lo que hacemos es confirmar un sesgo negativo que incrementa el malestar y hace más difícil que nos mantengamos regulados. Sin embargo, paradójicamente, la información en estos tiempos pareciese desbordarse y saturar los canales de comunicación. Muchas veces, con datos e información imprecisa, poco fiable y con fines contrarios a informar.La información es como el alimento: mientras sea de mejor calidad, más bien nos hará, por lo que es...