La fábula de la Ceiba y el Bonsái (Parte I)

Milena MayorgaTwitter: @MilenaMayorgaLa usual matonería política que ha mantenido a muchos subordinados y sin la oportunidad de evolucionar es la vieja forma de hacer política. La práctica de bloquear, criticar y destruir personas y proyectos emblemáticos que llevan bienestar para el salvadoreño como Ciudad Mujer, el crédito para el Hospital Rosales, el Centro Histórico, la reorientación del crédito del edificio de la Asamblea entre otras propuestas y obras de los adversarios en política, nos hacen ver como sujetos necios y tercos.Hay que atreverse a romper esas posturas y permitir la innovación a través de propuestas audaces, romper paradigmas y sobre todo romper el molde. Todo cambio produce temor ya que es la sensación de tirarse al vacío y no tener el control. Y es cuando sintamos que estamos dando un salto al vacío que entonces estaremos intentando transformarnos.La crisis de los partidos tradicionales como al que pertenezco anuncia que llegó la oportunidad de dar ese salto y reinventarnos o estaremos en un círculo vicioso de fracaso, de derrota de campañas y probablemente quedaremos como un instituto político tipo Bonsái, después de haber sido Ceiba. Somos más los que deseamos un cambio y muy pocos los que no desean que pase.Cuando piensas que ya sabes cómo manejar la institucionalidad y el pueblo te envía un fuerte mensaje de no me gustas como una opción política debemos replantearnos 5 cosas: los valores que nos definen y engancharán con el electorado, el conocimiento de los nuevos tiempos y coyuntura, la innovación y tecnología en la comunicación y forma de hacer política, cooperación de sectores no tradicionales y sobre todo apertura a nuevos liderazgos.Se necesita encontrar o crear líderes que posean la capacidad de reunificar y tomar la iniciativa de recomponer y reestructurar el partido desde sus cimientos. Lo que nos funcionó para la posguerra no es lo mismo que nos funcionará en la crisis social actual. Necesitamos líderes empáticos a la realidad del salvadoreño, que se saquen la cera de la adulación y...

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