Tu forma de tratarlos forjará su personalidad

Fátima Escobar

Signos como la irritabilidad, agresividad o impulsividad son solo algunos ejes conductores que rigen el comportamiento de los niños que están en un entorno violento, específicamente en el ambiente familiar.

"Un niño expuesto a un ambiente de violencia ya no sale a jugar, ya no tienen amigos, se aísla, no se siente bienvenido, es retraído y, cuando le pasa algo, lo resuelve de forma inadecuada o de repente se queda callado", expresó la psicóloga Rosemary Kattán de Santos, de Infant Center.

Según UNICEF, son 275 millones de niños de todo el mundo los que sufren a causa de la violencia doméstica y padecen las consecuencias de una turbulenta vida familiar.

¿Cuáles serían las consecuencias? Principalmente, según Kattán, esto perjudicaría el desarrollo evolutivo a corto, mediano o largo plazo del menor; e, inevitablemente, le puede originar secuelas físicas, emocionales y psicológicas.

"Los niños afectados por la violencia ejercida por sus padres pueden sufrir de insomnio, falta de concentración y escaso rendimiento escolar, enuresis, terrores nocturnos, falta de apetito, ira, depresión, estrés, ansiedad, y otros", agregó.

Es necesario que los padres adopten un estilo de educación sin violencia. Según la especialista, es necesario e importante que los padres aprendan a controlar sus impulsos, educándose y sanando sus heridas del pasado.

"Muchas veces el adulto maltratador del presente fue un niño maltratado que inconscientemente está reproduciendo el patrón que aprendió en su casa desde la niñez", expresó Kattán.

Además, los padres deben comprender que, si se educa a un menor con violencia, indirectamente se le enseña que esta es una forma de vida...

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