Los gritos del silencio y la tiranía

José Miguel Fortín Magaña

Médico psiquiatra

Si hay algo a lo que los tiranos le temen es al grito de su pueblo. Por eso se esfuerzan por cualquier medio para que la oposición se debilite y que desde la sociedad civil se minimice el impacto de su voz. Necesitan de la división de quienes se les oponen; y para ello los ridiculizan, minimizan y desprestigian; compran voluntades en los otros partidos políticos y hacen alianzas perversas con quienes lo permiten, a través del fraude, la extorsión y el soborno; para volver a denigrar al final, a quienes limpiamente les contrarían.

Los métodos son muchos y los perfiles de los tiranos se disfrazan en una amplia gama de maquillajes y caretas: desde el abuelo cariñoso, vestido de blanco, que en campaña dice que respetará la Constitución cuando llegue al Poder y luego amenaza a la Sala Constitucional y advierte que llamará a sus hordas para que ataquen; hasta el muchacho que desfila en patineta y que al meterse al ruedo, afirma que hará la diferencia con una "nueva forma de hacer política", pero que al final se rodea de un ejército de troles, amenaza a sus enemigos y se asesora de oscurísimos personajes pagados con dineros aún más oscuros, cuya misión primaria es el ataque y desprestigio de quienes se oponen a la nueva tiranía que se oculta con la piel de las ovejas.

Los métodos, digo, son muchos; y los escenarios diversos; lo mismo aparecieron hace años en Haití y en buena parte de los países latinoamericanos, asiáticos y africanos, que en la Europa de Hitler o posteriormente en la Yugoslavia de Milosevic o en Ucrania; y recientemente en la dictadura de Maduro o de Ortega. Pero lo que debe preocuparnos sobre todo es que ya en nuestra tierra se dibujan, cada vez con más fuerza, los esbozos de una tiranía de partido que responderá con un descomunal ataque ante cualquiera que pretenda elevar el grito contra ellos.

Desde hace varios meses he venido insistiendo en la importancia que los movimientos ciudadanos se manifiesten, pacífica pero decididamente; y que hagan ver a aquellos que no creen en la democracia...

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