La importancia

Paúl André MéndezEscuchar la palabra cáncer en un diagnóstico es tan destructiva, que quien la recibe piensa que llegó el final de su vida. "A uno se le hace un nudo en la garganta, tiene deseos de llorar y lo primero que se le viene a la mente son los hijos. Más que en ese momento, los míos eran muy pequeños. No podía hablar tras la noticia, porque cuando uno escucha la palabra cáncer piensa en la muerte", recuerda Yessenia de Ramírez, quien en la actualidad se encuentra en revisión por tercera vez.El cáncer en general produce un gran impacto en las emociones de la persona diagnosticada, no solo por lo que significa, sino por los cambios físicos que trae consigo."El recibir un diagnóstico como este nos empuja a diferentes situaciones y la fe es indispensable, saber que las promesas de Dios son para todos y para todo momento", señala Marcella Carrillo, presidenta de la Fundación Edificando Vidas.El solo el hecho de encarar un diagnóstico de cáncer es desconcertante, y perder una mama puede ser muy difícil para una mujer, porque los senos han sido siempre un símbolo de la feminidad, y dependerá del carácter de cada una, la edad, sus fuerzas para luchar y su fe en Dios para enfrentarlo.Yessenia de Ramírez acudió a una consulta médica por el aparecimiento de unas "bolitas" (masas de tejido que se desarrolla en el seno), la doctora le explicó que de las cinco muestras extraídas dos dieron positivas, confirmando el cáncer en etapa cuatro (este estadio significa que el cáncer se ha diseminado a otros órganos o partes del cuerpo)."Es necesario compartir la noticia con los hijos, porque son parte del núcleo familiar y su apoyo es determinante para superar las diferentes etapas de la enfermedad", indica Carrillo.Al recibir el dictamen de cáncer de mama, los hijos de Yessenia tenían dos y cinco años, edad en la que presenciaron por primera vez los síntomas y cambios físicos de su madre por la quimioterapia.A pesar que había logrado superar el cáncer de mama, cuatro meses más tarde, en su periodo de revisión le detectaron metástasis en el hígado, y, nuevamente, comenzó el camino del tratamiento. Ocho años después y tras haber sido declarada sobreviviente de cáncer, le aparece una mancha en el hígado y se confirma el cáncer, ya en esta oportunidad sus hijos eran adolescentes. "Nos sentamos a hablar y comenzamos a explicarles desde el inicio, lo que iba a pasar, para que ellos pudieran comprender. Yo siento que lo tomaron tranquilos, quizás porque...

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