Otros insumos de historia para reinventar ARENA (2)
Rafael Castellanos
Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
A mediados de los setenta el conflicto insurgente había alcanzado un punto álgido: secuestros de personas, de empresas, asesinatos, bombas y desfiles masivos en las calles, una apabullante propaganda y la organización campesina y de maestros hacían ver cerca el estallido, con la venia y apoyo de Estados Unidos se dio el golpe de Estado de 1979, con una junta de gobierno cívico-militar con un alto componente de izquierdistas radicales llegaron a casa presidencial. Al grupo de jóvenes militares de izquierda, instrumento del golpe se les colaron astutos coroneles de derecha que gracias a su poder y a la inmadurez de la izquierda no se quedaron allí. A los tres meses hubo cambios en el directorio cívico-militar, los radicales se fueron a la montaña, llegaron democristianos antioligárquicos.
El conflicto militar estalló con dos rivales mal armados, mal estructurados para pelear. Cuba, Rusia, Nicaragua y aliados lo llevaron a otro nivel, armaron y entrenaron a las fuerzas guerrilleras. Estados Unidos apoyó al gobierno. El conflicto se convirtió en pieza importante de la "guerra fría" entre Estados Unidos y el bloque soviético. Carter entregó Managua y habría entregado San Salvador, perdió la elección con Reagan y este trazó la línea en El Salvador. Así siguió peleándose la guerra en El Salvador, el ciudadano común quedó atrapado entre la guerrilla y el proyecto democristiano EUA que hizo la reforma agraria, nacionalizó la banca y el comercio exterior, totalmente antiempresa privada.
En ese contexto absolutamente hostil nació ARENA, buscando una voz política para la derecha empresarial y el campesinado, fuerte base de ARENA en su inicio. Crece en medio de la turbulencia y la dualidad de la admiración y el odio que despertaba su creador. Ingresó en política el polémico D'Aubuisson.
Compitió para presidente contra Duarte y aparentemente ganó, fue "persuadido" que no era conveniente para el país y no tendría apoyo foráneo, lo aceptó maduramente. En 1988 Armando Calderón arrasó la Alcaldía de San Salvador contra un Duarte, clara señal. En 1989 Freddy Cristiani ganó fácilmente y su primera promesa fue firmar la paz, y lo hizo, la guerra fría ya no tenía sentido, la URSS se deshizo, cayó el muro de Berlín y felizmente pudo firmarse unos Acuerdos de Paz. En El Salvador, los 10 años o casi 12 años de guerra y efervescencia social produjeron y exacerbaron el odio de clases, por el lado del ejército hubo...
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