Libro: No que muera, sino que se arrepienta el criminal y viva. El debate sobre el trabajo penitenciario en los impresos salvadoreños, 1880-1900

AutorSajid Alfredo Herrera
CargoDirector Nacional de Investigaciones
Páginas361-362
JULIO 2012 - ABRIL 2013 • REVISTA POLICÍA Y SEGURIDAD PÚBLICA
ISSN: 2225-5648, Año 3, Vol. 1, p. 359-375
361
No que muera, sino que se arrepienta el criminal y viva. El debate sobre el
trabajo penitenciario en los impresos salvadoreños, 1880-1900
La coyuntura de violencia social que experimenta el país debe llevarnos a reflexiones
que vayan más allá de los análisis sincrónicos, no para señalar determinismos
históricos y causalidades fatales, sino, por el contrario, para entender con mejores
marcos explicativos las lógicas de las violencias en cuanto constructos culturales,
elaborados a través de los tiempos, tanto desde “arriba” como desde “abajo”. A
partir de lo anterior, este ensayo busca responder a varias interrogantes: ¿Por qué
los liberales salvadoreños decimonónicos creyeron que la pena de muerte no era
la mejor solución para frenar la ola de crímenes y delincuencia que vivía el país
en aquel siglo? ¿Cuáles fueron las posturas que legitimaron la creación de una
penitenciaría nacional? ¿Era posible redimir a los delincuentes a través de un sistema
penitenciario? ¿Bastaría este sistema para contener, “domeñar” y transformar
conductas anómalas, sobre todo si sus resortes eran biológicos? ¿Cómo empezó
a impactar en los medios intelectuales salvadoreños el positivismo criminológico?
Algunas de las anteriores interrogantes nos podrían parecer muy familiares en
nuestros días. En efecto, el que nos preguntemos por la contención de la criminalidad,
la pena de muerte o la idealización del sistema penitenciario forman parte de las
opiniones, debates e imaginarios desplegados en diversos medios hoy en día por
parte de diversos actores sociales. Ello nos indica, entonces, ciertas continuidades
de problemáticas en el país. ¿Estaríamos hoy en día dispuestos a continuar
fundamentando que la violencia social es producto de la guerra de doce años que
vivió El Salvador, la cual terminó desmembrando el tejido social? O más bien, ¿Hubo
un conjunto de prácticas y representaciones de la violencia que han sido construidas
socialmente a través de nuestra historia? Los estudios historiográficos más recientes
se inclinan a sugerir que las formas como los y las salvadoreñas pensaron en dirimir
sus problemas, ante una ausencia, debilidad y/o ineficacia institucional, han sido a
través del conflicto. Por supuesto que todavía hacen faltan muchos más estudios para
poder estar seguros de lo anterior. De cualquier forma, los estudios realizados hasta
ahora nos proporcionan importantes reflexiones que no debemos desdeñar a la hora
de pensar ciertas políticas encaminadas a prevenir una “cultura de la violencia”.
El ensayo en cuestión está basado en fuentes impresas de diversa índole:
periódicos, revistas académicas y algunas leyes. A través de ellas el autor ha querido
aproximarse al debate de los políticos y los académicos en torno a la necesidad,
utilidad y eficacia de un sistema penitenciario en El Salvador, durante las últimas
décadas del siglo XIX. El ensayo ha tenido una inspiración fundamental en la obra
del filósofo francés Michel Foucault, quien ha trabajado el sistema penitenciario
en la Francia del siglo XIX en su estudio clásico Vigilar y castigar. Pues bien, ante
LIBROS
Sajid Alfredo Herrera, “No que muera, sino
que se arrepienta el criminal y viva. El
debate sobre el trabajo penitenciario en los
impresos salvadoreños, 1880-1900” en Ana
Margarita Gómez y Sajid Alfredo Herrera,
Los rostros de la violencia. Guatemala y El
Salvador, siglos XVIII y XIX, San Salvador:
UCA editores, 2007, pp. 189-223.

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