Con licencia para insultar...

Óscar Picardo Joao

opicardo@asu.edu

La historia de los presidentes de Estados Unidos ha oscilado entre grandes estadistas -Lincoln, Roosevelt o Kennedy- y otros con un liderazgo más débil o polémico -Johnson, Buchanan, Tyler o Bush-; en gran parte, las valoraciones políticas han dependido del manejo de sus crisis económicas, la política exterior, los conflictos bélicos y la visión sobre el racismo. Más allá de Hiroshima y Nagasaki, y de la administración de la Guerra Fría, Estados Unidos había tenido presidentes que, al menos, si pensaban una idiotez nunca lo dirían en público...

El polémico presidente actual posee un intenso pedigree de desatinados comentarios e ideas ("Badhombres"... or: when you're a star they let you do it. You can do anything...); al parecer padece de una especie de "afasia" (problema de conexión entre el cerebro y la lengua), dice lo que se le ocurre, y eso, en gran medida es mejor que el discurso del estabishment de Washington para un importante porcentaje de estadounidenses y aunque no lo crea, también para muchos salvadoreños (me han impactado las apologías en las redes sociales sobre el calificativo perverso que se hiciera de Haití y El Salvador como "Shithole"). Más allá de los prejuicios y creencias políticas sobre el tercer mundo, es "políticamente incorrecto" y nada ético insultar a naciones.

Cada país por muy alto desarrollo democrático, tecnológico o industrial tiene sus pecados históricos: sus bombas nucleares, sus psicópatas, sus tiroteos en las escuelas, sus exterminios, sus periplos colonialistas, sus daños colaterales... (Hasta Noruega tiene un Breivik, quien en 2011 mató a 77 personas). Y...

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