En medio de la pandemia, Sara busca a Miguel

Un reportaje de Wendy HernándezIlustración de Moris aldana y carlos aguirreMiguel salió rumbo a Montelimar en el municipio de Olocuilta, departamento de La Paz, a eso de la una de la tarde luego de una llamada con un cliente que le solicitó gas propano. Su trabajo consistía en entregar productos a domicilio en la misma localidad. Ir y venir con pedidos a los barrios El Carmen, El Calvario y Cuyultitán era una tarea que, en los últimos siete meses, desarrollaba sin problemas en su motocicleta. A pesar de que debía de cruzar territorios entre una pandilla y otra, rivales, para llegar a las comunidades.Aquella tarde del 9 de abril, Miguel recogió en el despacho de productos, ubicado en el casco urbano de Olocuilta, dos cilindros de gas de 25 libras y se dirigió hacia Montelimar. Al llegar, Miguel se detuvo en un control vehícular para limpiar las llantas de su motocicleta y ser rociado con una mezcla de alcohol y cloro en un ritual de desinfección que adoptó la comunidad para escapar del coronavirus durante la cuarentena domiciliar que inició el 21 de marzo. Ahí fue visto por última vez.Quien cuenta esta historia es Sara, la madre de Miguel, una mujer de 40 años a la que el paso de los días, 88 para ser exactos, le ha robado la tranquilidad ante la ausencia de Miguel. Sentada en una hamaca en el pasillo del pupilaje donde vivía su hijo, un pequeño cuarto donde el joven de 21 años acuñaba una cama, unos cajones que ajustaba como ropero y una cocina de mesa, Sara suplica saber: ¿Qué pasó? ¿A dónde está?En El Salvador, dar respuestas a las súplicas de familias que, como Sara, piden una explicación de cara a la desaparición de un hijo, una hija, un hermano, un sobrino es un terreno complejo. No existe una ley que ayude en la búsqueda ni ampare a los familiares de las víctimas ante su ausencia. Tampoco hay un sistema donde se pueda establecer un reporte -sin necesidad de iniciar una acción legal- para investigar sobre el paradero de las víctimas. Esto hace que muchas familias no se atrevan a denunciar y que las cifras oficiales no den cuenta de estos casos.De momento, solo hay un documento interinstitucional que da luces a la Policía Nacional Civil, Fiscalía General de la República, Instituto de Medicina Legal y otras entidades para activar el Protocolo de Acción Urgente y Estrategia de Búsqueda (PAU). Lineamientos que suponen actividades inmediatas y coordinadas para la localización de las víctimas tras el reporte de su desaparición. También se...

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