Los niños que no tienen qué comer

Un reportaje de Wendy HernándezFotografías Ángel GómezSelena amamanta a su hijo Josué, un bebé de nueve meses que se afianza al pecho de su madre. Selena cuenta que desde que su hijo nació, en diciembre de 2018, al niño le ha costado ganar peso y ha crecido poco.Josué es un bebé pequeño, sus manitas, sus piernas y su cuerpo aparentan las de un niño de tres meses. Y su peso y tamaño, están de la edad de dos meses, ya que apenas alcanza las 8.81 libras cuando debería llegar a las 19. Selena dice que el diagnóstico de su hijo, desde hace cuatro meses, es desnutrición severa.La desnutrición crónica o severa, es una condición que se genera debido a la escasez de vitaminas y nutrientes en el cuerpo, como el hierro, yodo, vitamina A, ácido fólico y proteínas. Esta condición genera en los niños la falta de crecimiento según su edad, afecta su capacidad intelectual y puede propiciar el desarrollo de otros padecimientos.La Unidad de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Ministerio de Salud (MINSAL), registró en 2018, a través del Sistema Morbimortalidad y Estadísticas Vitales- SIMMOW, 10,959 casos por desnutrición crónica e identificó que son los niños y niñas menores de cinco años la población más vulnerable. De los diez mil casos reportados, 8,962 corresponden a menores de cinco años.Y sobre los casos correspondientes a este año, el MINSAL ha consolidado de enero a agosto de 2019, 5,880 reportes de niños con desnutrición crónica.Selena asegura que con la llegada de Josué, ahora son 12 miembros en la familia. Por el momento, es su padre quien ayuda con los ingresos mensuales al trabajar como asistente de albañilería en San Salvador. Su salario de $200 mensuales cubre apenas los gastos para la alimentación.Un sueldo que según Selena alcanza para los huevos, aceite, frijoles, arroz, azúcar, y café. Lo demás, su familia lo consigue de la cosecha de maíz y de la crianza de una o dos gallinas que puede dar para más huevos o "una sopita".Según el el MINSAL, el problema de la desnutrición crónica prevalece en las familias con escasos recursos económicos y pocas condiciones para su desarrollo, como el acceso a agua potable, letrinización, higiene en los alimentos, vivienda, entre otros factores."La comida la compramos por poco, por poquito, porque no hay chance de comprar en grandes cantidad. No nos faltan los frijoles con arroz, y un par de huevitos", dice Selena.La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que para el desarrollo humano y la seguridad nutricional, es necesario el acceso físico, social y económico a los alimentos que satisfacen las necesidades diarias de la población.En el caso de Selena, una madre soltera...

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