Presentación de la primera edición

AutorRené Alfonso Padilla y Velasco
Páginas3-4
Comentarios al Código Procesal Civil y Mercantil
PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA EDICIÓN
Toda nueva normativa trae aparejadas expectativas, incertidumbres y,
¿por qué no decirlo?, temores; se trata de recorrer un camino desconocido, con las
asociaciones propias de una empresa de este tipo. Sin embargo, este cambio ha sido
muy largamente esperado –tal vez demasiado–; recordemos la crítica de COUTURE,
que el proceso civil hispanoamericano es “desesperadamente escrito”. El cambio ya
no es necesario, es ineludible.
En realidad, se trata de un gran paso que importa grandes riesgos, por
cuanto con esta normativa se pretende entrar en la vía de la modernidad y de la
uniformidad con las legislaciones más avanzadas, apartándose radicalmente de lo
que conocíamos y estábamos acostumbrados. Puede sonar melodramático, pero
desgraciadamente estamos entrenados a ver a las leyes como valladares, antes que
medios para lograr la obtención de los valores a los que sirven. A casi sesenta y
cinco años de su formulación la tesis de PEKELIS se mantiene vigente: el derecho
procesal hispanoamericano es un juego, una maraña de requisitos, con trampas y
escapatorias; para nuestros operadores de justicia la formalidad lo es todo, aun
sobre la justicia misma. Así pues, se impone un cambio de mentalidad, darles a las
leyes adjetivas su verdadera función ontológica; de lo contrario, el resultado será
no sólo que el esfuerzo se desperdicie, sino que el sistema se complique y estanque
aún más, cayendo en un horizonte peor que el que ahora tenemos. Este pronóstico
tiene una base tangible, a pesar de los cambios hacia la oralidad en los campos
penal, de menores y familia, el formalismo en estas materias campea.
Aunque la exposición de motivos del Código dice que se ha inspirado en las
soluciones del Código Procesal Civil Modelo para Ibero América (1988), encuentro
que más bien está basado en la Ley de Enjuiciamiento Civil española (2000); no se
trata de una crítica, o al menos he tratado de no hacerlas, pues el objetivo es llegar
a conocer las instituciones para poderlas aplicar de la mejor manera. El nuevo
código es el instrumento que utilizaremos para impartir justicia en este ámbito y
eso sólo se logrará mediante estudio y comprensión. Por ello he tratado de ofrecer
una interpretación de cada norma y una explicación a las cuestiones
concomitantes; pero haciendo una de las más significativas aclaraciones sobre su
contenido –aprendida de uno de los “padres” de esta normativa, el Dr. Carlos
Amílcar Amaya–, que el presente no es un código de procedimientos, es un código
procesal. Lo anterior significa, que no se trata de un cuerpo normativo que dice al
oficio judicial cómo debe proceder, sino que establece los principios procesales para
el enjuiciamiento de las materias comprendidas en su ámbito de aplicación.
Así, pues, estos comentarios al Código Procesal Civil y Mercantil, que se
iniciaron como notas o apuntes para su comprensión y estudio (pero que de manera
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