Por más que se produzcan empeños y decisiones al servicio del hacer antidemocrático, la libertad nunca deja de ser el impulso superior

David Escobar GalindoColumnista de LA PRENSA GRÁFICAEsta es una época en la que los distintos flujos de la realidad se hacen sentir al menor estímulo, y eso no es algo calculado por nadie, sino efecto directo de la dinámica de los tiempos, comunicativa al máxima. Para el caso, el hecho de que la tecnología en alianza íntima con la virtualidad sean hoy presencia sin fronteras ni límites en el mundo actual es la mejor demostración de que la Humanidad de esta época está llamada a cada instante no sólo a adaptarse a los nuevos rumbos aperturistas sino sobre todo a incorporarse a la nueva filosofía de vida, en la que el impulso globalizador tiene la delantera, anímica y pragmáticamente hablando. Dentro de esta nueva corriente evolutiva, los viejos esquemas excluyentes han ido quedando atrás sin posibilidades de reversión, lo cual constituye el mejor signo de que empezamos a tomar la verdadera ruta del progreso.Dentro de este panorama en el que las viejas inseguridades y las nuevas certezas se ven inmersas en un continuo desafío, los seres humanos del presente, con independencia de la zona de la vida personal en que nos encontremos, estamos llamados a introducirnos cada vez más en el flujo de la evolución, que hoy es una mezcla constante de lo personal y de lo colectivo. Y es que, ahora como nunca antes, vivimos en una especie de trapecio incansable, que es en sí mismo un desafío al equilibrio y por eso requiere que nos mantengamos atentos al máximo al constante balanceo de la realidad. Esto, aun en el pasado reciente, hubiera sido un simple juego de palabras, pero hoy constituye el punto más crítico de la realidad en la que nos hallamos todos inmersos.Como señalamos a cada paso, la libertad nunca deja de ser elemento vital de nuestro desempeño como sujetos individuales y como entes colectivos. Cuando ella no se da como componente del esquema de vida, los males van en aumento; y cuando está presente, hay que comprometerse a preservar el rol que desempeña. Todo ello nos lleva a reconocer que la libertad es una especie de sustancia que no sólo remedia males en el ámbito individual sino que contribuye inequívocamente a mantener sano y actuante todo el comportamiento del ser colectivo. Y dentro de este conjunto, la alianza más virtuosa deben constituirla las visiones realistas y los afanes conducentemente saludables.Al ubicar todo esto en el plano político, lo primero que resalta es el rol de la democracia, pues es en ella donde la libertad tiene su...

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