Promiscuo

Por Cristian Villaltacvillalta@laprensagrafica.com¿Y usted se ha vuelto prochino o proyanqui?Como ciudadano, eso de ser promiscuo en las afiliaciones no es ningún problema, aún si se pasa de ponerle veladoras a Trump a ponérselas a Xi Jinping, o viceversa. Puede sonar insólito pero nadie puede meter mano si te das el quemadón y después de irle a Borges le vas a Sábato, del Manual del Perfecto Idiota te declaras fan de El Mundo es Ancho y Ajeno o, para los diputados que nos leen, si luego de irle al Madrid le zocas al Barcelona.Así que de repente si como a muchos en la izquierda, luego de haber sido amamantado por el mero Schafick a usted le parece buena idea que el Gobierno estadounidense se convierta en poco menos que la oposición política salvadoreña, pues piense usted cómo le dé la gana y hágalo sin escrúpulos. Y lo mismo aplica aún si, como a algunos en las filas del arenerismo más encendido, cuidadores de urnas con el chaleco rojiazul y la calcomanía de Domingo Monterrosa, ahora la República Popular China les parece tan inofensiva como una convención de cuáqueros.El travestismo diplomático de nuestro país ha sido acelerado, desde poco menos que cobrarle renta a Taiwán a cambio de fingirle amistad hasta extenderle ahora la mano a China pidiéndole regalos primero y dinero después, en despecho tras la innecesaria tirantez de nuestro Gobierno con el de Estados Unidos. Y aunque hay una narrativa facilona según la cual los campeones de la democracia se han acercado preocupados por el tufo a dictadura bananera que sale de San Salvador, no todos los gringos son como aquel de Salarrué, el de un hijo chelito ojos de chirolevidrio que terminó regalándole unos zapatos a Sefardino Mantequiya y a Moshote, compadecido de su pobreza. En otras palabras, lo que ha generado este insólito alineamiento y esta inesperada crispación es más un asunto de timing que de convicciones.Con Estados Unidos como con cualquier otro estado, El Salvador estará bien en la medida que las potenciales convergencias sean más importantes que las inevitables divergencias. Y en un pasado no muy lejano, prometiendo reemplazar pobreza con desarrollo y dictadura con democracia, a la administración entonces republicana...

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