Transformación digital desde un taxi

Karla RivasProfesional en Reputación y SostenibilidadConocí a Miguel en un taxi de México hace unos días. De apariencia serena y servicial, me saludó cuando entré a su taxi y me ayudó con mis maletas. Era de madrugada, mi vuelo salía muy temprano. Después del saludo vino un gran bostezo. Como dicen por ahí los bostezos son "contagiosos" así que, acto seguido, vino el mío.Sin querer se me salió la salvadoreña que hace plática por cualquier cosa, y le dije: "Me lo pasó"; sonrió levemente y me dijo: "Estoy cansado". Con eso comenzó a compartir su historia mientras manejaba.Miguel es taxista y también hace oficios varios durante el día. Según me contó, estuvo tres meses enfermo por la pandemia y por eso perdió su trabajo. Con deudas antiguas por pagar, agradece el tener trabajo para poco a poco ir saliendo de ellas y poder estar vivo para contarlo.El mismo Miguel le dio un giro positivo a su historia. "La pandemia fue un aprendizaje", me dijo, "no me lo va a creer, pero a pesar de todo, para mí hubo un antes y un después". Me contó orgulloso que antes los pagos los recibía únicamente en efectivo y que ahora, mucho más conocedor de cómo funciona la tecnología, recibe pagos con una aplicación en su teléfono, con tarjeta y con depósitos a su cuenta de banco. Esto le ha sido útil porque vive en una zona con mucha delincuencia donde llevar efectivo consigo, más que ganancia, era un riesgo.También me mostró emocionado cómo los taxistas de la zona están conectados por un chat donde reportan emergencias, tráfico o sus tiempos libres. Tenía una aplicación de música conectada a su carro y daba instrucciones por voz para que sonara la canción que querían sus pasajeros.Además de su situación, Miguel me contó un...

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