EL TRÁNSITO MÁS RIESGOSO Y MÁS PROCLIVE A CONFUNDIR LAS SEÑALES DEL CAMINO ES EL QUE NOS LLEVA A LAS PROFUNDIDADES DE LA SED

HistoriasCon los años se le fue haciendo cada vez más difícil responder sin sobresaltos a las veleidades del clima, las cuales, para mayor complicación, se habían venido volviendo más y más caprichosas con el paso del tiempo. Esos caprichos de la atmósfera le ponían cotidianamente en evidencia que la juventud afanosa en todos los sentidos se había quedado atrás, cada día más distante, lo cual le producía un sinsabor continuo y a la vez una inquietud sin remedio.Eso no se lo dijo a nadie, ni siquiera a Erlinda, su novia, con quien se casó ese mismo año. Pero en cuanto comenzó la vida en común su agobiada condición interior se fue poniendo en evidencia, hasta que saltó la pregunta esperable:--Manolo, ¿qué te pasa? Tú nunca has sido así. Explícame, por favor.--Pues no sé: antes todo me salía bien y hoy todo me sale mal.Erlinda, que era inquisitiva por naturaleza, de inmediato creyó saber por dónde Iban las cosas. El clima emocional de él se había identificado íntimamente con el clima de los entornos geográficos. Y ella se lanzó a la prueba:--Está empezando el domingo, ¿qué te parece si vamos a una excursioncita por las colinas de los entornos?Él empezó a temblar a la vista, y ella sonreía alegre por haber comprobado que su capacidad intuitiva funcionaba. Ya había dispuesto estudiar Psicología; pero hoy se inclinaba por las Ciencias Ocultas. Y él, aterido, parecía darle la razón sin palabras.Había sido un niño escrupulosamente atendido, hasta en sus mínimos caprichos; un adolescente al que se le cumplían todos los caprichos, del tipo que fueren, aun los que pudieran considerarse perversiones; un adulto muy joven que estaba asomándose a los barandales de una vida propia y que desde ahí recibía todos los aportes familiares que se le ocurrieran. Y todo eso le hacía sentirse poseedor de un llavero que no tenía controles.Lo anterior lo había llevado a que creyera estar por encima de los demás, como algo enteramente natural. Pero de un día a otro las cosas empezaron a cambiar a su alrededor. Y a cambiar en la ruta de la inseguridad y de la incertidumbre. Lo único que se le ocurrió fue acudir a aquel vidente que era uno de sus antiguos compañeros de estudios, y que hoy se dedicaba a tal faena:--Julián, estoy aquí para que me ayudés a descifrar lo que me pasa, con el auxilio de las fuerzas superiores. ¿Ya lo sabes, verdad?--Acabo de saberlo al mirarte. Y de entrada te digo: tenés que romper vínculos.--¿Y con quién? Yo no tengo ninguna relación.--Es que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR