1.8 billones de horas de aprendizaje perdidas: lo que la covid nos dejó

Mariano JaboneroSecretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI)Más allá del titular, la cifra proporcionada por Unicef de clases presenciales perdidas por causa de la pandemia, 1.8 billones de horas, da la medida real del impacto de la crisis en la educación. La Unesco informa que en todo el mundo las escuelas han estado cerradas entre 3.5 y 5.5 meses, cierres que han penalizado con especial saña a los sistemas educativos de países con mayores riesgos de exclusión. Es el caso de algunas naciones de Iberoamérica, hoy, 20 meses después del inicio de la pandemia, aún no ha retornado la actividad presencial. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, tres de cada cinco escolares que ya han perdido un curso completo viven en América Latina.170 millones de niños, niñas y jóvenes quedaron confinados en sus hogares en nuestra región: todos han sufrido una forzada e indeseable desescolarización. Entre marzo de 2020 y febrero de 2021, además de los normales periodos vacacionales, las escuelas y universidades de la región han estado cerradas durante 158 días.Pudimos pensar que la educación virtual iba a ser una alternativa a este confinamiento masivo, creencia que no pasó de ser una mera ilusión en la mayor parte de los casos, ya que casi el 50 % de esos estudiantes no tiene en sus hogares ni conectividad ni tecnología.Los efectos son demoledores. Se ha producido lo que ya se califica como "pobreza de aprendizajes". A título de ejemplo, dos de cada tres estudiantes de educación secundaria tendrán rendimientos mínimos por debajo de lo esperado, la probabilidad de completar la educación secundaria caerá del 56 % al 42 % y la incapacidad para leer o comprender un relato en menores de 10 años pasará del alarmante 51 % actual al 62.5 %: escolares que parecen condenados a ser analfabetos funcionales. En fin, a las graves tasas de desescolarización ya existentes, se sumarán otros 3.1 millones de estudiantes que, según la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas (Cepal), quedarán excluidos de la educación; en su mayoría de la educación infantil y de la educación terciaria. A lo descrito hay que añadir los trastornos socioemocionales que el confinamiento y la ausencia de educación presencial han producido en las familias y en sus hijos: en muchos casos se han visto obligados a convivir en espacios reducidos o sufrir de cerca enfermedades y fallecimientos...

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