2020, año bisiesto y especulativo

Eduardo Rohde Schellerohdesch@yahoo.esEn su condición de año bisiesto, 2020 genera muchas expectativas. Desde tiempos inmemoriales los años bisiestos han estado asociados con malos augurios, desastres y profecías apocalípticas y, en raras ocasiones, a buenos presagios, aunque a decir verdad, inciden mucho las supersticiones.La situación de los años bisiestos se inició en la Roma clásica, cuando ya regían los calendarios anuales que constaban de 365 días. Los astrónomos de la época ya habían descubierto que el año civil era de seis horas más corto que el solar. Para contrarrestar esta irregularidad los pontífices de la república romana (magistrados sacerdotales que presidían los ritos y ceremonias religiosas) ajustaban el calendario a su capricho; esto cambió cuando el dictador Julio César trajo a Roma al más famoso astrónomo de Alejandría, Sosígenes, quien añadió un día cada cuatro años al calendario.El año largo se llamó "bisextilis", porque Sosígenes decidió repetir el sexto día antes de las calendas de marzo, vigesicuarto de febrero, el mes de los muertos en la tradición romana. De allí surgió -según algunos estudiosos- la leyenda negra de los años bisiestos.Posteriormente el papa Gregorio XIII reformó el calendario juliano, que con pequeñas modificaciones, seguía vigente en el Renacimiento. Los años seculares dejaron de ser bisiestos si no eran divisibles entre cuatrocientos, como 1700 o 1900, para recuperar los tres días de más que se acumulaban cada cuatro siglos.El caso de los años bisiestos siempre ha alentado la imaginación popular, que los ha relacionado con la aparición de fenómenos adversos. También culturas regidas por otros calendarios han generado temores. Por ejemplo el periodo de ajuste de 15 días que seguía a los doce meses del calendario azteca estaba cargado de presagios y malignidad.Trasladándonos al calendario chino, ellos tienen años bisiestos poco frecuentes, con base en...