'El 2021 cierra perdiendo los pocos espacios democráticos que se habían ganado'

Por Angélica RamírezCelia Medrano, defensora de derechos humanos e investigadora social, con experiencia en espacios gubernamentales y no gubernamentales e incluso organismos internacionales, analizó en el marco del inicio de un nuevo año los retrocesos en materia de derechos humanos que ocurrieron en El Salvador durante 2021.La historia reciente del país ha estado marcada por una lucha dirigida al reconocimiento de derechos humanos y de acuerdo con Medrano, el estallido de la guerra civil en el país ocurrió a raíz de una serie de violaciones a derechos en todas sus expresiones: al cierre de espacios de participación política y de manifestación pacífica en esquemas democráticos que, junto a las desapariciones de quien criticaba al poder de turno en los 70, construyó las bases para el levantamiento.Tras 12 años de conflicto, el asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos empleadas de la UCA aceleró un proceso de negociación del cierre del conflicto armado en 1992, con la firma de los Acuerdos de Paz. Esto marcó el inicio de la transición a la democracia, reconociendo las violaciones de derechos efectuadas antes y durante el conflicto y construyendo mecanismos de amparo. Sin embargo, el proceso ha sido poco fructífero. Ahora afirma que la criminalidad organizada ha cooptado las estructuras estatales y son las que tienen poder en la toma de decisiones, incluso desde instancias del Estado.Pienso que estamos en los niveles regresivos de institucionalidad democrática que el país había alcanzado a estándares límite. Estábamos en una precaria condición de democracia, pero había unas reglas institucionales del juego democrático que todos los actores respetaban. Ahora lo que hemos enfrentado es un rechazo total a esto, pero no en función de mejorarlas y cambiarlas, sino en función de construir una nueva institucionalidad en función de nuevos grupos de poder que, como estamos planteando, pueden estar influenciados, pueden estar cooptados desde poderes fácticos reales que provienen desde la criminalidad organizada.Entonces, no sólo se trata de seguir un manual clásico, autoritario, vivido a nivel mundial y que pasa por romper la débil institucionalidad democrática que ya existiese en un país, sino de imponer un nuevo esquema de institucionalidad, que no está basado en el respeto a derechos humanos en estándares mínimos, sino que están construyéndose sobre la base de estructuras de poder que han violentado la normativa internacional y derechos humanos, con la finalidad de afianzarse en el poder y les garantice permanente impunidad.Los derechos humanos son un concepto de valores universales que las personas tienen desde que nacen, son derechos inherentes a la persona. Entonces, no hay un nivel que justifique el negar, el violentar derechos humanos. Y hay derechos humanos que, además de inalienables, son derechos humanos inviolables. El derecho a la vida, el derecho a la libertad, el de la libertad de expresión, de opinión, son derechos que no pueden ser restringidos bajo ninguna circunstancia; el derecho a la integridad física: ninguna circunstancia justificaría, desde la perspectiva universal de los derechos humanos, la tortura. Ninguna circunstancia justificaría, bajo estándares mínimos de institucionalidad democrática y de respeto a derechos humanos, que a una persona se le violente en la vida. Hay otros...

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