El 2022 para los abogados

Centro de Estudios JurídicosPor el Imperio del DerechoEl 2021 fue un mal año para el Estado de Derecho. El golpe de Estado del 1 de mayo aceleró el paso en el camino autoritario que se inició desde el 9 de febrero de 2020.El presidente Bukele ganó la presidencia en 2019 en elecciones libres y justas. Su mandato era legítimo. Luego, la fracción de Nuevas Ideas ganó la mayoría calificada legislativa en 2020 en elecciones con significativos vicios (como la negativa del Ministerio de Hacienda a entregar la deuda política a los partidos contendientes, la falta de entrega del FODES a las municipalidades y la entrega de los paquetes alimenticios durante la pandemia con fines proselitistas a favor de Nuevas Ideas). Pero, a pesar de esos vicios, se aceptaron los resultados, y la conformación de la Asamblea Legislativa se consideró legítima.Pero el 1 de mayo, cuando el presidente y sus diputados removieron a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general, y nombraron a otros en su lugar, perdieron la legitimidad. Ni el masivo apoyo popular que reflejan las encuestas limpiará la ilegitimidad de la que se han embarrado.En un Estado de Derecho no gobierna el presidente, ni los diputados, ni tampoco las mayorías populares. En un Estado de Derecho gobiernan las leyes. El pueblo tiene límites, así lo dispone la Constitución cuando dice: "La soberanía reside en el pueblo, que la ejerce en la forma prescrita y dentro de los límites de esta Constitución" (art. 83).Es por ello que ni siquiera una masiva aceptación del golpe de Estado del 1 de mayo (si la hubiere) reivindica la legitimidad que perdieron el presidente y los diputados golpistas en esa noche triste. Un golpe de Estado es un golpe de Estado, incluso si se ejecuta entre los aplausos de la masa.Nada indica...