La alegría de la fe

Rutilio Silvestrirsilvestrir@gmail.com"Creer en Jesús es tomar la vida tal como es e ir adelante con alegría, sin quejas, sin dejarse paralizar por el feo pecado de la pereza". Lo dijo el papa Francisco en una sus homilías.Nos narra el Evangelio que un hombre enfermo desde hacía treinta y ocho años, que yacía en el borde de la Betzaeta en Jerusalén, con cinco pórticos, debajo de los cuales había un gran número de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Y se decía que, cuando descendía un ángel y se agitaban las aguas, el primero que se sumergía quedaba curado.Jesús, al ver a este hombre, le pregunta: "¿Quieres curarte?" Jesús siempre nos dice esto a nosotros: ¿Quieres curarte? ¿Quieres ser feliz? ¿Quieres mejorar tu vida? ¿Quieres sentirte pleno del Espíritu Santo?Y le respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua se agita. Mientras estoy a punto de ir, otro desciende antes que yo. La respuesta es una queja: Pero mira, Señor, cuán injusta ha sido la vida conmigo. Todos los demás pueden ir y curarse, y yo desde hace treinta y ocho años que estoy aquí y no he podido conseguirlo".Este hombre estaba enfermo no tanto por la parálisis, sino por la pereza, que es peor que tener el corazón tibio, peor aún. Es vivir pero sin tener ganas de salir adelante, no tener ganas de hacer algo en la vida, haber perdido la alegría. Este hombre ni siquiera de nombre conocía la alegría.Este es el pecado. Es una enfermedad: Pero así estoy cómodo, me he acostumbrado... Pero la vida ha sido injusta conmigo. Se ve el resentimiento, la amargura de aquel corazón.Jesús le dice...

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