América Latina 2020: de nubarrones a tormentas

Miguel Henrique OteroTwitter: @miguelhoteroTodas las previsiones que han sido publicadas en las últimas semanas anuncian que continuarán los malos tiempos para América Latina durante el 2020. La tendencia negativa del 2019, salvo alguna excepción, se proyectará hacia el próximo año. El crecimiento del 2019 será apenas de 0.6 %, aproximadamente un tercio por debajo de lo que había sido previsto a finales del 2018. Cuando los economistas explican lo que está ocurriendo, se repiten las macro causas: la baja de la economía china, el principal entre los grandes clientes de materias primas del continente; la guerra comercial entre ese país y Estados Unidos; los indicadores económicos de México, Brasil y Argentina, venidos a menos; la inestabilidad política que ahuyenta a los inversionistas; y, por supuesto, la debacle venezolana, el más abultado y creciente lastre para la economía y la política de la región.Más allá de los inevitables elementos coyunturales que aportan los analistas, sin duda justificados, a los latinoamericanos nos corresponde preguntarnos, una vez más, por las causas estructurales, que impiden a nuestros países despegar hacia un estado de cosas, cuyo resultado sea la superación de la pobreza y la mejora de la calidad de la vida.Estamos a punto de culminar el primer quinto del siglo XXI, a una década de las metas establecidas por la Agenda 2030, y todavía casi un tercio de la población -30.8 % de acuerdo con el reporte de la CEPAL- vive en condiciones de pobreza. Esto equivale a 191 millones de personas, de las cuales, alrededor de 72 millones viven en condiciones de extrema pobreza.Frente a este estado de cosas, abundan quienes se conforman con señalar culpables y no aportar soluciones. Nuestro continente parece estar atrapado por pensamientos y prácticas que nos impiden cambiar de rumbo en las cuestiones sustantivas. Estamos en un punto, donde todo aquello que no hemos logrado desanudar y resolver podría volverse en contra y condenarnos a condiciones de vida todavía peores. Mencionaré solo cinco factores, aunque sería necesario listar muchos más.Uno. No hemos logrado que nuestras economías reduzcan la dependencia de las materias primas, lo que nos hace vulnerables a las oscilaciones de precios del petróleo, minerales y productos agrícolas. Dos. Nuestros sistemas educativos no parecen haber alcanzado el punto de adecuación para responder a la competencia, la globalización y la revolución digital. Tres. La mayoría de los países...

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