Ataquemos los problemas del país

Aída BetancourtCon sus altas cifras de apoyo popular, este gobierno tendría que entender de una vez por todas que este respaldo no sirve para inflar egos, promover personalismos y llenarse los bolsillos con recursos del Estado.A ninguno de los que hemos decidido entrar en política nos es desconocido el ataque de los troles. Insultos, difamación, mentiras. Unos pueden parecer inofensivos, otros se convierten en prueba para juicios por expresiones wde violencia.Esto va más allá de simples "pixeles" o de ataques de huevitos de Twitter. Los ataques anónimos reflejan una cultura política que hemos dejado imponerse y que hoy reina en todos los espacios de discusión pública: la de la descalificación, la de la matonería, la del miedo. Pero si vamos más allá de los prejuicios y los insultos prefabricados, resulta que nos preocupan muchas de las mismas cosas.Nosotros también condenamos las prácticas de los que por décadas han creído que ser funcionario es una oportunidad para robar, contratar a parientes, sentirse por encima de la ley y olvidar las promesas que hicieron en campaña. Lo hemos demostrado con acciones, no solo con declaraciones: presentando solicitudes de información a una serie de instituciones públicas, apelando ante los rechazos de presentar esa información en el Instituto de Acceso a la Información Pública y denunciando ante el Tribunal de Ética Gubernamental y la Fiscalía General de la República. Y si esto no bastara, les señalamos que las personas que fundaron Nuestro Tiempo y que fueron funcionarios en el pasado siempre fueron ejemplo de honradez y decencia.Nosotros también cuestionamos a aquellos que quieren usar la política para servirse y no para servir, aclarando con orgullo que los candidatos de Nuestro Tiempo son profesionales de larga trayectoria, destacados en sus ámbitos de trabajo, que han decidido en muchos casos sacrificar su carrera para involucrarse en política. Esto no es ganga en un país donde la política está tan desprestigiada y cuando se asume que aspirar a ser funcionario es querer una vida fácil de lujos y prebendas. Hemos decidido dar este paso, con convicción, porque sabemos que no podemos seguir resignados a la mediocridad de la oferta política actual, de seguir votando por "el menos peor".Hace casi dos años, los salvadoreños eligieron, en un proceso democrático, darle la espalda a una forma de hacer política anclada en el pasado y marcada por esas viejas mañas, encarnada por fuerzas políticas incapaces de...

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