La belleza sana el corazón y el cuerpo...

Kalena de VeladoColumnista de LA PRENSA GRÁFICATerminará la época de lluvia y notaremos que viene el verano en el que crecen las veraneras cuajadas de flores de brillantes colores, amarillas, magentas, rojas, blancas, combinadas... Veremos por todo lo ancho y largo del país que sin importar dónde estén plantadas estas hermosas enredaderas presentan la característica de que entre más hostil el entorno, mejor resulta el aspecto de sus tallos y sus flores.Las veraneras o bugambilias son un ejemplar regalo de resiliencia por parte de la naturaleza, porque ser resiliente ha sido definido como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Las mismas cualidades de las veraneras las encontramos también en el bambú que ante al viento implacable se dobla sin romperse para luego volver a su posición anterior sin haber sufrido daño alguno.Las circunstancias duras sufridas por el bambú y las bugambilias dieron como resultado la mejor versión de ellas, mostrando que su belleza proviene de un gran sufrimiento... Las personas también pasan por momentos de prueba. ¿Alguna vez ha sufrido (o alguien cercano) un dolor moral o físico tan grande que siente que no puede respirar ni pensar o seguir adelante porque desea morir en ese mismo instante? Con toda honestidad me atrevo a pensar que todos hemos tenido esta clase de sufrimiento en algún momento de la vida... De allí la importancia de investigar y reflexionar para poder entender mejor qué hay detrás del dolor y la muerte. Y conocer acciones resilientes para sacar la mejor versión de nosotros mismos.La primera enseñanza que me inspira la belleza de las veraneras para disminuir o sanar el propio sufrimiento (o ajeno) proviene de la ciencia: 1. Ser más amable con los demás. En especial con quienes se interactúa cada día haciendo pequeños servicios como llevar una carga pesada; hacerle una compra a un vecino enfermo; levantarle el ánimo a quienes conviven conmigo; hacer un cumplido sincero. Según el estudio, actuar amablemente activa una parte del cerebro que ayuda a sentir placer y se puede influir en el ambiente para crear una atmósfera de generosidad y servicio. 2. Empezar...

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