Carlos de Sola y los 46 años de las Casas de la Cultura

Astul Yanesyanesupe@yahoo.comJoven, alto, pantalones color caqui, camisas manga corta y sus infaltables lentes. Así lucía siempre Carlos de Sola desde que lo conocí en 1973. A sus 22 años había sido nombrado director general de Cultura, que era parte de la Subsecretaría de Cultura, Juventud y Deportes del Ministerio de Educación. Pese a su juventud y por respeto todos le decían "don Carlos". No parecía un funcionario y por su comportamiento ausente de formalidades burocráticas, creo que él tampoco se consideraba como tal.En esa época y a raíz de la reforma educativa impulsada en 1968 por Walter Béneke, ministro de Educación de ese entonces, se había hecho evidente la necesidad de crear bibliotecas escolares y públicas en el país, para apoyar las tareas de investigación de los estudiantes. Con ese propósito, el gobierno había logrado la cooperación de la UNESCO, que designó en 1974 a Ursula Albertus, una alemana experta en bibliotecología, para que asesorara al ministerio en la creación de una red de bibliotecas escolares.Desde su nombramiento, Carlos de Sola comenzó a contratar jóvenes vinculados con diferentes ramas de las artes: plástica, escénica y literaria, entre otras, para impulsar varios proyectos culturales. Entre estos muchachos se destacaba el profesor Edgar Alfonso Montoya -quien recién había ganado un certamen literario a nivel nacional-, a él se le encargó la Dirección de Promoción Cultural.El profesor Montoya encontró en Carlos de Sola al mejor aliado para echar a andar un proyecto de descentralización de los servicios culturales de dicha subsecretaría, que consistió en la celebración de semanas y meses de cultura y turismo en el interior del país, en las que los recursos culturales propios de las comunidades como artesanías, música, danzas folclóricas, pintura, y otros, se combinaban con la Orquesta Sinfónica, Coro Nacional, Ballet Folclórico, exposiciones de...