Comunidades del Güija, en riesgo de inseguridad alimentaria

Saraí AlasEl viento golpea suavemente el rostro de Maricela Hernández, una joven pescadora que vive con su esposo y sus dos hijos pequeños en una casa flotante en el caserío Azacualpa, del cantón Las Piedras, a la orilla del lago de Güija, en Metapán, Santa Ana.La casa se sostiene en unos barriles sobre el agua y está anclada con cuerdas y ladrillos. Todas las madrugadas, Maricela se levanta con sus hijos a revisar la granja de peces que tiene en el lago. Verifica que las condiciones del agua sean las adecuadas para su cultivo y regresa a su vivienda. Han pasado tres semanas desde que el Güija se llenó de pescados muertos, que producían un olor fétido, y el color del agua cambió de azul a café oscuro."Los compañeros nos contaron que se les estaban muriendo los peces a ellos y fuimos a revisar los pescados de nosotros. Había mucho pescado muerto (...), nos vimos afectados bastante porque nosotros ya teníamos encargado el pescado, pero por lo que pasó ya no lo vinieron a traer", dice esta pescadora.Maricela y su familia perdieron al menos seis quintales de pescado. El mal olor que emanaba del lago también causó que "hasta los turistas" ya no buscaran comprarlo ni consumirlo en la zona.Esta es solo una de las familias del Güija que están en riesgo de inseguridad alimentaria debido a que dependen del lago. La Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES), citando datos de CENDEPESCA, estima que al menos 35 comunidades tienen comprometido el acceso a alimentos por la contaminación del lago, que desde hace tres semanas enfrenta una proliferación de cianobacterias tóxicas que asfixian a los peces, la principal fuente de alimentos e ingresos de las familias de la zona.La investigadora ambiental Cidia Cortés, de AMAES, advierte que el riesgo de inseguridad alimentaria en la zona es alto, porque estas familias dependen de la producción y venta de los peces, así como del turismo. Cortés explica que si bien la dependencia al lago no es total, porque también hay agricultores, hay personas que tienen ganado y algunos residentes en el lugar reciben remesas de Estados Unidos; la pobreza es alta. "Las comunidades la van a pasar muy mal y el impacto especial es para las mujeres. Ellas han comercializado el pescado y el caracol, y hoy no hay de ninguno. Esto es por la contaminación masiva que tiene el agua. Las cosas son difíciles en esos territorios que tienen un índice de pobreza deplorable y su alimentación viene del lago", alerta Cortés.Los...

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