Una condena de cárceltambién la sufren ellas

Por Angélica Ramírez"Como quisiera verlo", dice Reina Mercado con voz quebrada. Hace 9 años que no ve a su hijo mayor, de quien prefiere no revelar el nombre. A su segundo hijo, de quien tampoco quiere decir el nombre, no lo ve desde hace cuatro.Los dos están detenidos en diferentes penales del país, uno por homicidio y el otro "por otras cosas". Pero Reina dice que el amor de una madre no se mueve, aunque los hijos se hayan equivocado.Reina vive en la zona de Mariona, Ciudad Delgado. Allí reside desde hace muchos años, tantos que ni recuerda cuántos. De allí, desde el año pasado, se traslada a Zacatecoluca, donde está su hijo mayor, y a Quezaltepeque, donde se encuentra su hijo menor, para dejarles un paquete de insumos de cuido y aseo personal. Cuenta que antes iba a dejar el paquete cada mes, ahora le piden que lleve lo necesario para tres meses. Y ella, con sus ingresos de la tiendita de colonia que tiene, se las apaña para hacerlo.Uno de sus peores recuerdos, de finales del 2019, es cuando fue a entregar el paquete a su hijo menor. Al llegar al centro penitenciario, se enteró de que, sin aviso ni explicación, él había sido trasladado."Nosotros dejamos las cosas, pero no sabemos si de verdad se las entregan", explica. "La otra vez, lo acabábamos de ir a dejar, cuando ellos les botaron todo. Hasta en las noticias salió que les botaron todo lo que les habíamos dejado".Reina, su compañero de vida y su hijo hijo más joven, viven al día y, con esfuerzo, habían ahorrado para llevarle una colchoneta a su hijo privado de libertad, el mayor. Con tristeza, cuenta que eso también se lo quitaron y tiraron.Ella se da cuenta de estas cosas por preguntar a otras madres que viven similar situación, por cosas que publican en los grupos de redes sociales, por información que algunos oficiales de centros penales les dejan saber. El contacto directo con sus hijos es nulo.La última vez que los vio, "estaban pechitos, pechitos", describe. También padecen de los pulmones y de gastritis, dice. Como hace años no se comunica con ellos, no sabe su estado de salud actual. Reina ni siquiera sabe los detalles de sus condenas. Sabe que sus hijos no han tenido comunicación directa con sus abogados en mucho tiempo, porque debido a las restricciones de la pandemia todo contacto desde el exterior se anuló.Tampoco conoce los detalles de sus procesos judiciales, porque seguir y entender todo lo que el abogado dice le es difícil y ella y su familia no tienen los recursos...

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