Los creadores malditos

Jacinta EscudosEscritoraEste año se conmemoran 50 años del fallecimiento del pintor español Pablo Picasso. El aniversario, que será observado con exposiciones en diversas ciudades del mundo, pone de nuevo sobre la mesa de discusión el siempre espinoso tema de cómo relacionarnos con la obra de artistas cuya calidad humana deja mucho que desear.Son muy conocidas las historias de cómo Picasso maltrató a las múltiples mujeres con las que se relacionó. Pese a ello, las exposiciones de Picasso continúan atrayendo a miles de espectadores y sus obras, incluso las menos conocidas, siguen vendiéndose en millones de dólares.Ahí comienza parte del problema de estas discusiones, enfocadas en artistas mundialmente reconocidos y cuya obra genera muchas ganancias económicas, tanto para los herederos como para las empresas que giran alrededor de la comercialización de sus obras. Nadie está dispuesto a sacrificar esas ganancias en nombre de la moral.A nadie se le ocurre pedir que se deje de leer El principito de Antoine de Saint-Exupéry, por ejemplo. Su esposa, la salvadoreña Consuelo Suncín, lo acusó de "cruel, negligente, avaro, infiel y derrochador" en su autobiografía Memorias de la rosa. Se dice que Saint-Exupéry escribió El principito como una forma de disculpa hacia Suncín, por las constantes infidelidades y sus largas ausencias.Saint-Exupéry es considerado un pionero de la aviación y, después de su desaparición en julio de 1944, fue proclamado como héroe en Francia, por su valentía como piloto. Sus libros, sobre todo El principito, generan ventas millonarias en todo el mundo. Esta novela corta es además el libro escrito en francés más leído y más traducido, con ediciones en más de 250 idiomas y dialectos. Además, ha sido adaptada al teatro, cine, musicales, series animadas y óperas.En casos como el de Saint-Exupéry entra en juego, además de lo económico, la idealización que se hace de artistas y escritores. Hay una tendencia natural a que el público lector o consumidor de obras de arte se haga una imagen de la personalidad del artista. Dicha imagen está alimentada por su percepción de la obra de arte, por la mínima información que tiene sobre el artista y por su propio estado emocional.También hay una tendencia a idealizar la creación artística y literaria, la cual se exalta como una especie de epifanía, de don divino o misterioso que coloca a los creadores en otro estado de la realidad. Esa idealización es una de las consecuencias negativas de no...

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