Destruir

Florent ZemmoucheColaborador de LA PRENSA GRÁFICACuando se le pregunta en 1988 al filósofo francés Gilles Deleuze en su "Abécédaire" cuál es su palabra favorita, contesta "construir". ¿La que le gusta menos? "Deconstruir". Sin duda esta segunda operación es más fácil, menos pensada, más salvaje e intuitiva, más natural también quizás cuando la primera requiere tiempo, reflexión y visión. Los niños pequeños cuando empiezan a explorar de manera aproximativa sus capacidades motrices, lo primero que hacen es destruir. Lo segundo, con más experiencia, construir. Claro está, para Deleuze esto último era el deber del filósofo. ¿Solo del filósofo?No es que el actual gobierno no hace nada, deshace; no es que no avanza, retrocede; en resumen, va en sentido contrario. Y como no hay mucho que deshacer en el pobre legado de estos últimos años, el bukelismo remonta el hilo hasta donde puede y encuentra algo que deshacer y no es nada; pues llega así hasta el ovillo, es decir en este caso, la instauración de la democracia en nuestro país.Hace treinta años, el 16 de enero de 1992, se firmaron los Acuerdos de Paz de Chapultepec que pusieron un término a doce años de guerra civil que causaron más de 75,000 muertos y 8,000 desaparecidos. ¿Si la paz ha sido imperfecta? Por supuesto. Pero los Acuerdos han significado paz a pesar de todo, aunque sea en su sentido negativo: cese de la guerra. Decir que fue un acuerdo contra los salvadoreños como lo dicen y repiten los bukelistas, mediante atajos retóricos, confusiones voluntarias, y otras menos, es una aberración que muestra sobre todo las técnicas de engaño, la ignorancia y el deseo de omnipotencia del oficialismo."Nunca hubo acuerdos de paz. No hay nada que celebrar en esta fecha. NADA", dice el presidente de la Asamblea Legislativa -que...

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