En estos días viene manifestándose otro tipo de responsabilidad por cumplir: la responsabilidad histórica renovada

David Escobar GalindoTendría que ser el componente fundamental de nuestra hoja de ruta, y para asegurar eso se requiere que todos, absolutamente todos, se despojen de todas las limitaciones mezquinas.Los seres humanos de la actualidad sucesiva habíamos venido acomodándonos a una especie de rutina mecánica en todos los planos de la realidad, incluyendo desde luego el plano global, del que muchísimos nos sentíamos ajenos por nuestra propia condición marginal en el mapamundi. El Salvador estaba en la lista de esos permanentemente excluidos, y ya lo habíamos aceptado con espontánea y perversa naturalidad. Pero afortunadamente llegó la globalización, que nos ha ido poniendo a todos en el mismo saco; y esto ha hecho que tengamos que reconocer y aceptar desafíos de progreso inescapables y también visualizar horizontes que parecían ser exclusividad de los tradicionalmente poderosos. Éstos se hallan hoy en el mismo saco al que hicimos referencia en líneas anteriores.A todo este fenómeno le reconocemos, cada vez con menos reservas, una identidad inconfundible como "responsabilidad histórica renovada"; y eso significa muchas cosas al mismo tiempo: integración de percepciones y de voluntades, visualización confluyente de pasado, presente y futuro, y, sobre todo, propósito unánime de tratamiento eficaz para lo que está ya aquí y para lo que venga. Toda esta dinámica tan novedosa invita, como siempre ocurre en circunstancias semejantes, a las conductas que tratan de desbordar los límites establecidos; pero justamente lo que los tiempos que corren nos están demandando es que todos asumamos el reto del presente con responsabilidad actualizada; es decir, con mesura evolutiva.En nuestro país, toda esta dinámica se presenta en una coyuntura muy especial, que tiene riesgos propios y aperturas insospechadas hasta hace poco. Lo que en verdad está ocurriendo es una diversificación democrática que no se había dado en forma semejante durante los casi 30 años transcurridos entre 1992 y 2019. Ahora falta por ver cómo se manifiestan estas variaciones, sobre todo después de las elecciones inminentes del 28 de febrero del año en curso. Por ahora, las expectativas sobre tales resultados se interrelacionan con las ansiedades que desata el discurso gubernamental...

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