Erotismo femenino desde el arte del bordado

José Carlos MolinaA través del tradicional arte del bordado, Gabriela Novoa ha logrado establecer un lenguaje estético y artístico que deconstruye la idea de que hablar de la sexualidad femenina es algo prohibido, culposo o vergonzoso. Ese proceso delicado y meditativo de bordar con hilo de seda sobre manta cruda, se transformó en un diálogo sobre "la autonomía del cuerpo de las mujeres, lejos de los mandatos sociales, religiosos o incluso del Estado".El trabajo de Gabriela Novoa ha llegado a presentarse en países de Centroamérica, además de Uruguay, Estados Unidos e Italia. Desde una colección sobre "Instrucciones para masturbar vulvas" que formó parte de la exposición de bordados "Cuerpos que desbordan" en la Alianza Francesa; hasta la producción de cortos documentales como "Pulsión", que ganó a Mejor corto experimental en el Festival Icaro de 2018; o "Dibujar el Deseo", que cuestiona el deseo sexual femenino dentro de un sistema patriarcal.El proceso de introspección que le brinda esta técnica, ha hecho de Novoa una artista visual con una propuesta formidable y un mensaje claro: "La reivindicación de los cuerpos de las mujeres y sus luchas a través del arte del bordado". En esta entrevista con LA PRENSA GRÁFICA, te presentamos a Gabriela Novoa.Todo empezó cuando estaba cursando el último año de mi carrera en la universidad que inicié este proceso de investigación sobre el placer sexual en las mujeres. Dentro de este proceso uno de los docentes animaba a que lográramos encontrar un lenguaje estético "honesto" que tuviera un vínculo directo con nosotros mismos. Desde las imágenes pornográficas como el primer acercamiento de todo adolescente al cuerpo y a la sexualidad, hasta la cosificación del cuerpo en las mujeres dentro de la publicidad y los medios de comunicación, cuestionando así la imagen erótica.En este caso necesitaba vincular este proceso de investigación a un lenguaje estético y artístico para deconstruir la idea de que la sexualidad es mala o sucia, y combatir ese sentimiento de estar entre el miedo, la culpa y la vergüenza. De pronto ese proceso silencioso del bordado se transformó en ese diálogo de resistencia sobre la autonomía de mi cuerpo y el dominio que cada mujer tiene sobre su propio cuerpo.Siempre digo que el arte me ayudó a tener una voz más fuerte, en la universidad por ejemplo sufrí acoso de parte de uno de los docentes, que al dibujar desnudos, éste quería que me dibujara a mí misma. Me sentía incómoda, molesta...

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