'Lo que se tiene es una Fuerza Armada que es servil al presidente'

Por Ernesto MejíaLuis Alberto Parada estuvo de alta en la Fuerza Armada de El Salvador entre 1980 y 1994, tiempo en el que sirvió en el Destacamento Militar número 4, en Morazán, y luego como jefe de la sección de análisis criptográfico de la Dirección Nacional de Inteligencia, entre otros. En su última etapa en el ejército, se desempeñó como agregado militar y de defensa adjunto en la embajada de El Salvador en Washington y como secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores, de donde se retiró con el grado de capitán.Desde entonces, luego de un breve paso por algunas compañías salvadoreñas, ha vivido en Estados Unidos donde obtuvo una maestría en gobierno y un doctorado en derecho de la Universidad de Georgetown, y donde ha formado parte de varios prestigiosos bufetes de abogados.El 11 de febrero de este año, apenas dos días después de que el presidente de la República, Nayib Bukele, irrumpiera en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa acompañado de efectivos militares, Parada anunció la decisión de renunciar a todos sus grados. En esta entrevista ahonda en sus motivos para hacerlo y en los vicios que, a su juicio, siguió arrastrando la Fuerza Armada luego de los Acuerdos de Paz. Vicios que la han llevado hoy a ser instrumento de un gobierno que, según él, busca el poder absoluto y es, por tanto, una amenaza para la democracia.Sí, a mí un oficial de mucha más edad que yo me dijo que era la segunda vez que ocurría. La primera parece que fue durante el tiempo del gobierno del coronel Julio Rivera. Yo lo hice en realidad para enmarcarme a mí completamente como un civil, y no con la idea que se tiene de que uno es militar de por vida. Lo hice para sentirme completamente libre para poder opinar al ver que la fuerza Armada había tomado ya un rumbo completamente equivocado de lo que se preveía con los Acuerdos de Paz, que no era solo quitarle los poderes extraordinarios que tenía, si no también mantenerla alejada de las decisiones políticas. Ahora se ve a un gobierno que ese día 9 de febrero reveló sus intenciones de imponer su voluntad y de ir adquiriendo poder hasta tener un poder absoluto. Y lo preocupante, lo indignante para mí es que la Fuerza Armada, a través del alto mando, se haya plegado. La Constitución establece, claro, que el presidente es el comandante general de la Fuerza Armada, pero no quiere decir que va a hacer todo lo que diga, sino que tiene que enmarcar su obediencia dentro de la Constitución y las demás leyes...

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