Estímulos para el espíritu emprendedor de los salvadoreños

Sigfrido Munéssmunes29@gmail.comDe la reciente gira asiática de Nayib Bukele podemos decir que Japón es un viejo y confiable amigo, Catar es por de pronto una incógnita y China una enorme realidad, cuyas promesas de ayuda a El Salvador han sido anticipadamente correspondidas con un dramático cambio de nuestra política exterior: el reconocimiento de una sola China, con la isla de Taiwán incluida.Por razones humanas, históricas, económicas y culturales, a los Estados Unidos los sentimos más cercanos, pese a la asimetría de nuestras relaciones y algunas de sus políticas actuales. Su amistad no nos debe inhibir para establecer nuevos contactos y negocios, tomando siempre en cuenta la conveniencia y seguridad de los migrantes salvadoreños en su territorio.Napoleón Bonaparte, el gran estratega que llegó a dominar la mayor parte de Europa, advirtió hace más de doscientos años: "Esperen a que el gigante amarillo despierte". Y eso es precisamente lo que el mundo está viendo, en medio de diversas demostraciones de China, la nueva superpotencia.En los años de la llamada "guerra fría" que enfrentó a los Estados Unidos y la Unión Soviética, se temió que esta fuera la sucesora del liderazgo mundial de los estadounidenses, dejando fuera del escenario a China, que para entonces era considerada nada más como la mayor de las naciones subdesarrolladas. Desmembrado el imperio soviético, el gigante amarillo encuentra una forma propia de acceder al desarrollo en la fórmula de una dictadura comunista en lo político y el libre mercado en lo económico, lo que le permite crear grandes empresas de alcance internacional (como decir Huawei y Alibaba) y convertirse en el segundo poder comercial y militar del planeta. La mitad de la nación asiática ya es superdesarrollada, mientras la otra parte es su reserva natural y sobrevive en la pobreza. En cuanto a su población total, alguien ha dicho que si los 1,300 millones de chinos saltaran todos al mismo tiempo moverían el...