La fe es capaz de hacer grandes maravillas

Rutilio SilvestriColumnista de LA PRENSA GRÁFICALa Fe es una Virtud sobrenatural que, junto con la Caridad -amor a Dios y al prójimo por Dios-, debemos cultivar con todo nuestro esfuerzo, para secundar la gracia de Dios, que nos la infunde en el alma.Nos dice el Señor en el Evangelio: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza -el grano de mostaza es uno de los más pequeños que existen- diríais a esa morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería". El Señor habla de una fe poderosa, tan fuerte que es capaz de hacer grandes maravillas.Pero el Señor suele poner como condición: que sea servicio a los demás. Un servicio total, como el del servidor que trabajó toda la jornada y al volver a casa debe servir al Señor, darle de comer y luego hacerle descansar, como nos narra el Evangelio.Encaminada por la senda del servicio, la fe hará milagros. Al contrario, un cristiano que recibe el don de la fe en el bautismo, pero luego no se encamina a servir, se convierte en una persona sin fuerza, sin fecundidad, una persona que mira solo para sí misma, para servirse a sí misma, que procura ventajas solo para sí misma.Nosotros podemos alejarnos de esta actitud del servicio, ante todo por pereza: Es decir, llegamos a sentirnos cómodos, como les pasó a las cinco jóvenes perezosas de la parábola del Evangelio, que esperaban al esposo pero sin preocuparse por el aceite de las lámparas y cuando llegó el esposo la puerta ya estaba cerrada. Y la pereza hace tibio el corazón. Y recordemos que el Señor dijo que a los tibios los vomitaría de su boca. Entonces, por comodidad...

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