FICCIONES VAN, FICCIONES VIENEN, Y TAL MOVIMIENTO NOS PONE SIEMPRE A PRUEBA, AUNQUE NO LO PERCIBAMOS ASI

HistoriasDe pronto, nuestro vecindario, que se había mantenido exactamente igual desde que nos pasamos a vivir ahí, hacía muchos años, comenzó a dar signos de transformación nunca imaginados entre los pobladores. Uno de ellos, curiosamente el más reciente, le dijo a otro, sentados ambos en uno de los bancos de piedra del parque central:--Esto es lo que siempre estuvimos anhelando.--¿Cómo que siempre, si vos llegaste hace sólo unos pocos meses?El otro aspiró profundamente el aire fresco de la mañana, y sólo respondió con una sonrisa enigmática. En ésas estaban cuando sonaron compases que se iban acercando por una de las callejuelas vecinas. Podía ser una orquesta improvisada de residentes del lugar, pero cuando asomaron se evidenció queeran personas ajenas a la zona: tenían apariencias variadamente exóticas y vestían como si fueran a una fiesta fantasmagórica.Ahí terminó el encuentro de aquel día, pero en cada uno de los días siguientes algo vino a confirmar la intuición de los dos amigos que ahora se sentían enlazados por un vínculo intemporal.--Nuestro pequeño mundo está creciendo hasta ser un nuevo universo.--Gracias por venir aquí. Te estábamos esperando desde siempre, y te recibimos como al mejor enviado de las honduras polvorientas.Sus padres casi nunca repararon en ella como gestora de destino personal, y de seguro por eso aquella muchacha se sintió, desde el principio, como un ave sin compañía. Y decimos "ave" porque su naturaleza la invitaba constantemente a volar, aunque siempre estuviera desplazándose sobre el polvo de sus entornos. Así pasó de la niñez a la adolescencia y de ésta a la primera adultez, como si su vida fuera a ser una curiosa aventura mecánica.Pero en contraste con lo esperado, María, la doncella a la que aludimos, iba sintiendo cada vez más que sus impulsos interiores se iban expresando en forma de ansias voladoras. Y al respecto, una de sus amigas más cercanas le dijo una vez, con expresión entre burlesca y afectuosa:--¿No te molestaría que te identificara como el Ave María?Ambas se rieron a carcajada limpia.--¡No, por favor, qué aburrido! Si voy a ser ave quiero seguir siendo un ave libre, de esas que van de alambre en alambre y de balcón en balcón, animando a sentir que el aire tiene voluntad y conciencia.A partir de ese momento, sus actitudes fueron cambiando con ilusión de aleteo y a su alrededor las luces de la existencia se encendían y se apagaban en un giro francamente inspirador.Eran parientes no muy...

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