Fronteras y prioridades

Danilo Arbilla

Periodista uruguayo, expresidente de la SIP

Luis Almagro, secretario general de la OEA, publicó una columna en el diario El País de Madrid y dice que este será un año por más democracia y más derechos. Un año por la plena vigencia de los derechos humanos. No puede concebirse un objetivo superior.

Tras citar y enumerar una serie de derechos de la persona, en el parágrafo siete -recién, diría yo- habla de bregar por "la más irrestricta libertad de expresión y de prensa". Como que los políticos, y Almagro lo es, tienen una cierta tendencia ha relegar esa libertad (de expresión) y ese derecho (de información) de los ciudadanos.

Yo lo hubiera puesto al principio puesto que es irrelevante e inconducente hablar de derechos de la gente, si previo a todo no hay libertad de expresión. El derecho a la vida es primero, se dirá; antes hay que ser y es así, pero para efectivamente ser es preciso poder expresarse e informarse libremente. ¿Si no, para qué vivir?

La libertad de expresión, con todo lo que enmarca como la libertad de prensa y el derecho a la información, es la primera de todas las libertades. Es la libertad custodio de todas las restantes. Es la que el pueblo no cede ni delega y la que no debe ceder ni a la que debería renunciar jamás.

En ese mismo párrafo Almagro habla antes de bregar "por elecciones libres y con derechos para todos...". Ahora, nada de ello puede ser anterior ni es posible si no rige una "irrestricta libertad de expresión y de prensa". Es ridículo hablar de elecciones libres sin libertad de prensa. Y es bueno remarcarlo en un momento y en un mundo, particularmente una región, donde ese formidable instrumento de la democracia liberal se prostituye con la consecuente degradación de la propia democracia y la pérdida de las libertades. En el entorno sobran los ejemplos de "señores" que se jactan de haber surgido de elecciones pero que en cuyos países los derechos están muy acotados y falta la libertad, principalmente la libertad de prensa, primer objetivo a acabar para autoritarios y dictadores.

Ninguno de los derechos citados por el secretario de la OEA, los que entiende con acierto que es preciso asegurar y reafirmar, pueden existir sin libertad de expresión. Es gracias a esta que se han conquistado y su vigencia, afirmación y permanencia depende de ella. De lo contrario, de estar limitada la libertad de expresión, ya no se trataría de derechos, en todo caso serán derechos privados, esto es, privilegios y ese no...

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