Gestión pública y descontento social (y II)

Juan Héctor Vidal

Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

Rompiendo el inmovilismo. Cuando estamos a 8 meses del próximo evento electoral cuyo proceso -como en otras oportunidades- ya comenzó plagado de irregularidades, los partidos mayoritarios se encuentran por primera vez con la antipatía de la población. A ninguno de ellos los quiere ver manejando nuevamente al país, según la más reciente encuesta de la UCA. Aunque por otra parte, analistas y expertos en los entresijos de la política opinan que ARENA está en su mejor momento para retomar el poder, sin duda porque la gestión de los dos gobiernos del FMLN solo ha contribuido a empeorar la situación preexistente, de la cual tampoco se pueden vanagloriar los tricolores.

Pero en la lucha por el poder, por el poder mismo, raras veces se analiza e interioriza el grado de desmoralización a que puede llegar una sociedad que, como la nuestra, viene de un prolongado conflicto interno, cuyas heridas, después de un cuarto de siglo, aún se mantienen abiertas. Más aún, cuando esa lucha hace caso omiso de lo que ocurre en el mundo exterior como en estos momentos y todo puede suceder, pero no precisamente aquello que abone el camino para la prosperidad y la convivencia armoniosa. En otras palabras, la interpretación excesivamente ideologizada de los hechos y del curso que deberían tomar los acontecimientos, como es nuestro caso, inevitablemente pavimentan el camino que conduce al caos. El desmadre por el que está pasando ARENA es un claro ejemplo de una realidad que no termina de asimilar el partido que gobernó por veinte años, como también es el caso del FMLN, que en menos de la mitad de ese período ha destruido más que durante el conflicto.

Lo dicho trasciende cualquier ideología y esos cortes históricos que cobran carta de ciudadanía cuando de eludir responsabilidades se trata. En la cruda realidad que vivimos, moros y cristianos tienen una gran cuota de culpa, la cual no pueden evadir porque sus acciones no pueden disociarse fácilmente del curso intemporal de la historia. Tampoco podemos hacerlo los ciudadanos, por haber perdido hasta la capacidad de indignarnos. En cambio, siempre estamos atentos a lo que queremos oír y no a lo que debe hacerse, como lo señalaba don Óscar Arias Sánchez, el dos veces...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR