Gringo

Por Cristian Villaltacvillata@laprensagrafica.comAntes de aceptar que los trabajadores de la bananera tuvieran letrinas y servicios médicos, míster Brown volteó a ver por la ventana hacia aquel desértico Macondo. "Se los prometo pero cuando haya dejado de llover", dijo. Y de inmediato se desató un aguacero que duró cuatro años, once meses y dos días.Como de ese gringo en "Cien años de Soledad", hemos leído sobre otros de nefasto efecto en las mejores páginas de la novela latinoamericana; esta tarde desmemoriada se me vienen ese y un Míster Chapy de Jorge Icaza cuyas peticiones al patrón desataron la masacre final en "Huasipungo", no por mala fe sino sólo por negocios. Es que "los gringos no son de aquí ni de allá, sino que son del billete, esa es su patria", escribió José María Árgüedas, lapidario respecto de los estadounidenses y su papel en la conformación de los regímenes del altiplano.Pero ni el García Márquez más feroz se habría imaginado a Donald Trump. Quizá el saliente presidente de los Estados Unidos no haya sido peor que Truman, Johnson o Nixon ni más recalcitrante que Reagan, pero en lo que toca a la relación con el resto del mundo, sus manierismos ilustraron a la perfección una de las vigas fundamentales del pensamiento político norteamericano: la creencia en la predestinación.Trump ha sido en muchos sentidos el vocero de nociones políticamente incorrectas y tristemente populares en todos lados; la narrativa de levantar muros (sin eufemismos) para contener la inmigración, que todos los refugiados del Medio Oriente son terroristas sí o sí o que no hay nada más peligroso que poner a trabajar a las mujeres, aunque superlativa, recrea un chauvinismo que no es esencialmente estadounidense. Misoginia e intolerancia disfrazada de patrioterismo la hay en todos lados, como nos lo ilustran algunos de los peores especímenes de la política criolla cada vez que pueden.Más específica de su nacionalidad es la idea de que Estados Unidos está predestinado a liderar al mundo y que si no es posible hacerlo inspirando, como le quedó dolorosamente claro a...

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