El hecho de que las "guerras" del presente no tengan desenlaces definitivos las hace de prolongación indefinida. Es otra novedad

Fecha de publicación27 Abril 2024
David Escobar Galindo
Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Las condiciones del presente han hecho que una gran cantidad de cosas giren de forma insospechada, haciendo que el presente que vivimos se caracterice por una gran cantidad de cambios que es indispensable reconocer y valorar para actualizar los métodos de enfoque y para activar al día los tratamientos correspondientes. Como hemos venido subrayando de manera persistente, una de las realidades que son más notorias en estos días es la que se refiere al cambio de perspectivas en lo que corresponde a las mecánicas que genera la evolución. En abierto contraste con lo que se daba en el pasado, hoy nada se queda fijo en el tiempo, y eso es mucho más realista que las inmovilidades a las que estuvimos artificiosamente anclados en épocas anteriores, y que daban una sensación de inalterabilidad irreversible.
Un ejemplo ahora típico de eso que acabamos de mencionar es el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Rusia fue una superpotencia mundial, sobre todo durante la época del predominio bipolar mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, durante muchas décadas entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la extinción de la URSS, allá a finales de la década de los 80 del siglo XX. En la era actual, los antiguos superpoderes parecen no hallar qué hacer en el mundo, y de alguna manera quieren demostrar que pueden imponerse. Así, Rusia busca apoderarse de Ucrania, aunque no lo pueda hacer con el impulso arrollador de antes. Ucrania sobrevive, sin saber cómo ni hasta cuándo, y el mundo observa lo que pasa, sin tener ninguna certeza del desenlace abierto.
Otro caso que se podría señalar en esa línea es el correspondiente al modo en que los países que están ubicados en el mapamundi se interrelacionan entre sí. Antes, dicha interrelación estaba marcada por el poder interviniente; hoy, tal enlace viene determinado por los más variados factores de incidencia, porque la realidad en sí es la que parece haber levantado y seguir levantando cabeza en el mundo. El ejemplo que tenemos más a la mano al respecto es el de El Salvador de nuestros días, que viene emergiendo con imagen ejemplarizante en variados sentidos, aunque también hay que reconocer que a la vez se dan muchas críticas por lo que está ocurriendo en el país en estos momentos.
Al observar las cosas en perspectiva, lo que más se nos evidencia es el hecho de que lo que está en la médula de todo esto es la transformación funcional de los superpoderes mundiales. Antes...

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