HAY MEMORIAS QUE DUERMEN ENTRE LAS COLCHAS DE LA FANTASIA

HistoriasLe dio el aviso apenas un poco antes de que se concretara la vuelta:--Voy a estar ahí en 24 horas. Te lo aviso para que estés en casa cuando yo llegue.Como él la conocía muy bien, tomó aquello como lo que era: un mandato inapelable y casi dictatorial. Y, al estilo ya asumido, se dispuso a cumplirlo para evitar conflictos innecesarios, que eran lo común en sus vidas cotidianas.Así fueron pasando aquellas pocas horas, y en el instante exacto se abrió la puerta de entrada, porque ella prefería abrir por su cuenta en vez de llamar. Él estaba enfrente, aguardando, y en cuanto la vio se dio cuenta de que la que venía era muy distinta a la que se había ido:--Hola, amor -se le acercó él para darle como siempre un beso en la mejilla.Ella, entonces, le devolvió el gesto con inusual efusividad. Él se quedó asombrado en extremo, pero no dijo nada. Fue ella la que habló, tomándolo de la mano:--Cariño, tenemos que hablar. Quiero decirte que vengo por mis cosas para irme del todo. Y esta es una decisión inapelable.Él, estupefacto, se alejó un paso. Ella lo siguió sin dejar de sonreírle:--No sé si volvamos a vernos, porque nuestras vidas van a cambiar.--¿Hay alguien más? -le preguntó él frunciendo el ceño.--Por Dios, ¡qué pregunta! En la vida siempre hay alguien más, porque las sonrisas novienen solas. Y nosotros, en cuanto dejamos de sonreírnos, dejamos de estar aquí.Cuando fueron a ver aquella casita recién construida, desde el primer instante se sintieron unánimemente atraídos por ella. El bloque habitacional, ingeniosamente concebido, estaba muy cerca de la callecita de acceso, y el área de jardín quedaba al fondo, teniendo como límite posterior una hilera de árboles tupidos. Como estaban a punto de casarse, cerraron el trato casi de inmediato, sin más. Después, se dedicaron a los múltiples detalles de la boda, que querían que fuera algo casi mágico.Ya enlazados por la ley y por la fe, se trasladaron de inmediato al nuevo hogar, que había que ajustar a sus gustos cotidianos; y entonces comenzaron a surgir los puntos de atención específicos, porque vivir tiene siempre otras connotaciones.En una de las primeras mañanas, él se despertó y tuvo la sensación de que necesitaba más horizonte, que tenía que darse en el área de jardín. Se levantó de prisa y fue a revisar ese punto. Ahí se topó con la vegetación tupida. Y ese mismo día llamó a alguien para que cortara todos aquellos árboles.Y cuando eso ocurrió lo que quedaba enfrente era un abismo. Se...

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