Nicaragua: la imposible elección democrática

Ruben ZamoraExembajador en Estados Unidos y la ONUEl domingo antepasado pudimos observar en Nicaragua el más claro caso de montar una votación para aparecer como legítimos gobernantes, pero negando el fundamental objetivo de una elección: que la ciudadanía escoja a sus gobernantes. Nuestra historia también lo registra, pues durante los 60 años de dominación militar las elecciones eran un instrumento para pasar por demócratas. A Nicaragua le sucedió lo mismo con la dictadura de la familia Somoza de 1937 a 1979; ambas acabaron mediante una guerra que en Nicaragua terminó con la destrucción de los dictadores y en El Salvador con una negociación que introdujo importantes cambios políticos. Así mismo, ambas sociedades han vivido la apertura democrática al sacudirse las dictaduras y estamos experimentando el retroceso a lo que históricamente ya habíamos desechado.Hay que marcar las similitudes señaladas en el párrafo anterior, van acompañadas con diferencias importantes en la fase de apertura democrática, empezando por su ubicación temporal, que en nicaragüense es en 1979 y para nosotros en 1990. Y sus dinámicas son diferentes, así como las constelaciones de actores y comportamientos populares. Me concentraré en el caso de Nicaragua.El camino de Daniel Ortega y el FSLN; de líder guerrillero pasa a liderar la apertura democrática como presidente de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional por 6 años, y continuó en la presidencia 6 años, perdió la elección siguiente, entregó el gobierno a la ganadora y desde 1990 hasta 2006 fue derrotado en 3 elecciones consecutivas, pero logra el triunfo en 2006 y se ha mantenido en el gobierno desde entonces y el domingo antepasado se adjudica la presidencia hasta 2027.El Daniel Ortega electo en 2007 es diferente al que perdió la elección 17 años atrás; decidido a no perder otra elección de cualquier manera estableció cuatro políticas: asegurarse la lealtad de las fuerzas armadas y de la policía ofreciéndoles oportunidades y fondos para su enriquecimiento; la segunda era mantener una política de repartir dádivas al pueblo para aliviar su pobreza, evitando los cambios estructurales necesarios; la tercera fue un pacto con la empresa privada mediante el cual el...

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