No puedo ir a la playa porque me siento culpable

Una entrevista de Valeria GuzmánFotografías de Javier AparicioHay quienes saben qué quieren hacer con sus vidas desde que son niños, y hay gente que no, como André Guttfreund. Nació de padres migrantes. Su mamá era rumana y su papá, alemán. Creció en San Salvador lleno de atenciones, pues su familia judía manejaba un negocio exitoso. Estudió en la Escuela Americana y su madre, decidida a que no fuera tan mimado, decidió enviarlo a estudiar al extranjero a los 13 años. Desde entonces, tuvo que aprender a ser independiente y entender qué significaba el privilegio con el que se crió en El Salvador.Cuando fue la hora de estudiar en la universidad, André Guttfreund escogió Ciencias Políticas como carrera, pero no iba a las clases. Estaba más interesado en el activismo de los años sesenta. Después se inscribió en una licenciatura y maestría en teatro. Aunque le gustaba estar en el escenario, algo le hacía sentir que ese no era su lugar. Así que pensó estudiar Derecho. Estaba considerando un futuro como abogado cuando Wálter Béneke, quien entonces era el ministro de Educación, le llamó:"He conseguido $16 millones para arrancar una televisión cultural educativa a escala nacional y tenemos dos canales. Ya es tiempo de que jóvenes como tú, a quienes el país le ha dado tanto a sus familias, le dediquen dos años a su país", me dijo Wálter. Y yo tenía mis 22 años. entonces vine y le dije: "Wálter... yo no sé nada de televisión. He hecho teatro. Los equipos para televisión no los conozco", y me dice: "No importa, lo que tengás que aprender, lo vas a aprender y, por lo menos, sé que no te vas a robar el pisto".Regresó a El Salvador y trabajó en Televisión Educativa. Ahí intentó aprender de cámaras y un poco de producción. Al mismo tiempo, siguió haciendo teatro. Esa combinación de labores, le valió un consejo que cambiaría su vida.Un director famoso de cine italiano, Roberto Rossellini, vino a El Salvador para asesorar el proyecto de Televisión Educativa. Rossellini también fue al teatro y vio una obra que André se encontraba montando. Después de verla, el italiano le recomendó que mejor se dedicara al cine porque lo que él dirigía sobre el escenario se vería mejor en cámara. Así fue como llegó al American Film Institute y comenzó una carrera a la que le ha dedicado su vida.Más de 40 años después de ese consejo, André va vestido de saco y camiseta en la mañana de este sábado. Son las 10 y ya salió a hacer los primeros mandados del día, hizo algunas compras y volvió a su casa listo para esta plática.Cuenta que a él le sucedió lo improbable. La película que hizo como trabajo de graduación fue nominada directamente al Óscar, algo que muy pocos estudiantes de cine pueden decir. "Había un compañero mío, que era bastante hippie... pero rico. Él había hecho dos documentales y me dijo que quería que el trabajo de tesis lo hiciéramos juntos. Leímos un cuento por Joyce Carol Oates, nos pusimos en contacto con ella y esa es la película que nos ganó el Óscar. Nunca pensamos en premios", comienza a narrar desde el patio de su casa en San Salvador.Hay ventajas y desventajas. La ventaja era que, como ni mi compañero ni yo sabíamos negociar la industria, haber...

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