Orlando y su familia temen volver al país

Por David BernalOrlando, su esposa y sus dos hijas están contra la espada y la pared. En 2018 se fueron del país amenazados por las pandillas y tienen pruebas de ello. Llegaron a Bélgica e iniciaron un proceso de asilo, pero el país europeo les rechaza la permanencia bajo el argumento de que las condiciones de seguridad en El Salvador "han mejorado" y que su caso es "como muchos otros". Él teme volver.Mientras cuenta su historia él y su familia se hospedan en una casa con otras cinco familias africanas que están en similares condiciones. A finales de 2020 el departamento de Extranjería de Bélgica le negó el asilo y con ello perdió su estatus de refugiado. Perdió su trabajo y en cualquier momento podrían deportarlo, así que no tiene un lugar fijo donde quedarse. "Hay familias que nos acogen, familias que han pasado por nuestra misma situación y nos entienden", contó.Hace dos años su situación era diferente. Orlando tenía un trabajo en una alcaldía de San Salvador y en su tiempo libre trabajaba como Uber, para obtener ingresos extra. Un día de febrero de 2018, cerca de la 5:00 de la tarde, cuatro sujetos en dos motocicletas lo interceptaron en una calle de Mejicanos, pararon su vehículo y lo privaron de libertad. Después de varias horas lo dejaron libre, pero antes lo amenazaron con que no dijera nada. Su carro apareció después en otra zona con la sospecha de haber sido ocupado en algún delito, pues tenía un disparo en la parte trasera.Nueve meses después, en noviembre, estaba parqueado cerca del mercado de Mejicanos junto a sus hijas y otra vez un hombre con apariencia de pandillero se acercó a la ventana del copiloto. Le pidió su documento de identidad y tras revisarlo le dijo que no quería verlo otra vez por la zona o lo mataría junto a toda su...