LA PACIENCIA ES LA MADRINA DE LA CONCIENCIA, Y RECIBIRLA DIARIAMENTE EN NUESTRA CASA ES LA MEJOR FORMA DE CONFRATERNIZAR CON EL DESTINO

HistoriasEran tiempos de crisis casi en todos los órdenes, y eso hacía que las acostumbradas previsiones anduvieran sueltas, de la ceca a la meca, sin saber dónde encontrar acomodo. Y tal atmósfera de crisis hacía que casi nadie pudiera estar seguro y hallarse tranquilo en ninguna parte. Entre ese "casi nadie" estaba él, a quien nada ni nadie parecía capaz de sacarlo de sus casillas. Esa era una característica más que temperamental, porque no había forma de perturbarlo, ni cuando se presentaban situaciones que desquiciarían cualquiera. Y entonces brotó el cambio.--Muchacho, ¿qué te pasa? Nunca te había visto tan inquieto como estás ahora. De seguro es algo muy serio. Teneme confianza, soy tu madre.--Ay, mamita, me vas a decir que no es nada, y por eso prefiero que no tratemos el tema. Voy a tranquilizarme, te lo prometo.Pero la quietud de siempre no volvió, y la madre comenzó a sospechar qu su hijo tenía algún padecimiento orgánico. Ella insistió a su manera, hasta que él tuvo que ceder:--Mamá, ¿querés que te diga de veras lo que me está pasando? Mirá es que me he enamorado de una bicha que no me hace caso, y eso me tiene trastornado.--¡Ay, hijito, si eso es lo más natural del mundo! Busca una que sí te pele, porque ya es hora. Uno debe aprender a gozar y a sufrir. Ya era tiempo de que te llegara la hora.La madre quedó mucho más tranquila. Su hijo era normal. Y él respiró a fondo. No podía hacer más.--Vamos a tener una vida feliz, ¿te parece? -le preguntó ella con amplia sonrisa.--Pues yo estoy dispuesto, y espero que los dos pongamos lo que nos toca a cada uno.--Creo que en eso no habrá ningún problema, porque ya nos lo hemos demostrado, en el poco tiempo que tenemos de convivir, que nos amamos y nos comprendemos; y eso es en todo caso lo más importante.No tardó mucho para que se diera el primer cambio trascendental en su relación de vida compartida: el primogénito estaba por llegar. Y llegó. Una niña, y él, que era juguetón con las palabras, dispuso que se llamara Bonanza.--Pero si ese nombre no existe. ¿Por qué no le ponemos el nombre de alguna de nuestras madres? Filomena o Florentina.--¡Uy, esos nombres también se los inventó alguien y no dicen nada! Se llamará Bonanza, para que eso venga con ella.Paradójicamente, en cuanto nació se empezaron a dar turbulencias familiares, que amenazaban con desgraciarles la vida. De bonanza, nada. Y muy prontó se anunció la llegada del segundo retoño. Fue varón, y ella, siguiendo el ejemplo de lo que...

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