La pandemia no ha terminado, ¿y la polarización?

Claudia OrtizHay que optar por estrategias territoriales y focalizadas. Pero nuevamente, para ello se necesitan datos confiables.La negociación del Decreto Legislativo 661, el que debía regular la reapertura económica, fue la muestra más lamentable de ingobernabilidad y falta de ética de nuestros líderes políticos, tanto de "los tradicionales" como de los nuevos pero que son "siempre más de lo mismo". A unos y a otros les faltó visión de país, sensatez y creatividad para hacer propuestas viables.Por un lado, los diputados dejaron que los días de negociación se fueran en lucirse frente a las cámaras con discursos estridentes y señalamientos, ellos mismos reconocían al amanecer del último día de esa semana que debían haber propuesto y explorado más alternativas. No se ubicaron en la ventana de oportunidad que tenían frente a sí. El presidente, a su vez, dinamitaba a punta de tuits los pequeños acercamientos logrados.El decreto se aprobó y luego se vetó. Dos meses de confrontación entre órganos culminaron en la resolución de la Sala de lo Constitucional mandando a que el 661 entre en vigor y se hagan los ajustes en el cronograma de reapertura contemplado originalmente. El presidente dijo que acatará la sentencia y que su gobierno "no busca una crisis institucional". Ello se agradece, aunque honestamente, con sus antecedentes, yo le agregaría "por el momento". Si lo pensamos bien logró el objetivo de ganar tiempo para alargar el encierro lo más posible mientras avanzaba con la construcción del Hospital de CIFCO. No olvidemos aquello de: "Ahí los mantendremos, en el juego legal, mientras sus decretos y sentencias pierden validez".La pugna de los últimos meses ha tratado sobre quién tiene el poder para decretar la reapertura, la lógica ha sido quién tiene más poder, quién no se deja. Pero nadie ha hablado de lo importante: ¿con base en qué criterios?, ¿cómo hacer transparente y sujeta a parámetros verificables una decisión que afectaría a todo el país?, ¿cómo cuidamos la salud y el bienestar económico dentro del marco democrático? No resultaba tarea fácil, pero hacía falta tantita buena voluntad para intentarlo. Pero parece que para quienes nos gobiernan no importa lo que pase al final, sino tener a quién echarle la culpa.La pandemia no ha terminado y aunque hoy por hoy enfrentamos una reapertura abrupta, el Decreto 661 podría ser útil si recibe reformas: las fases no deben ser fechas rígidas sino períodos de tiempo de 15 o 21 días, por ejemplo...

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