Releer

Jacinta EscudosEscritoraHace pocas semanas terminé de releer Moby Dick, la novela del estadounidense Herman Melville. Aunque la leí en algún momento de mi adolescencia, sentí como si lo hacía por primera vez. No descarto que lo que leí en el pasado haya sido alguna versión condensada, porque no recordaba una serie inmensa de detalles que me impresionaron mucho en esta ocasión.Lo leí a mi ritmo y tardé más de un año para terminar. Me maravillé de nuevo con su lectura y, aunque es extenso, no quería que se me terminara. Decidí hacer esta lectura en el idioma original, lo cual sin duda le agregó novedad. Si en la primera lectura descubrí una historia interesante, en la segunda descubrí detalles técnicos y de lenguaje que no percibí antes. También pude comprender por qué hay gente que la odia. La novela de Melville tiene la lentitud propia de las navegaciones de antaño. Además de la persecución del cachalote blanco por el barco Pequod, comandado por el obsesivo capitán Ahab, el libro es todo un manual de navegación y de la vida marinera en el siglo XIX, así como del conocimiento de las ballenas, su diversidad y tópicos diversos, surgidos a partir de las reflexiones del narrador, Ismael.Viéndolo con ojo de escritora, la estructura de la novela es novedosa para haber sido escrita en 1850. Es algo que no pude apreciar en la primera lectura, que fue la de una persona que comenzaba a fascinarse por los libros y quería leer todos los que pudiera.Al terminar Moby Dick, celebré la idea de mi relectura y me quedé pensando en eso, en la relectura de libros. Podrá parecer innecesario leer un mismo título nuevamente. A fin de cuentas, si ya sabemos de qué se trata una historia, no necesitamos volver sobre el mismo. Hay tantos libros por leer y tan poco tiempo para hacerlo. ¿No sería más productivo leer siempre libros nuevos? Pero también es cierto que hay libros (o textos específicos, como cuentos y poemas), que se pueden leer más de una vez y seguir encontrándolos buenos o leerlos con la misma fascinación de la primera vez.A veces siento ganas de releer algunos libros que leí hace añales y de los cuales apenas recuerdo algo, porque necesito refrescar el contenido para mis talleres literarios. Otras veces, me ha pasado tomar un libro dizque por primera vez y darme cuenta de que ya lo había leído, cuando descubro las fechas de inicio y final de lectura que anoto siempre con lápiz en el libro mismo.Eso me pasó con Diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy...

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