El rostro cruel de las pandillas: ¿Las causas?

Fecha de publicación14 Abril 2024
Gonzalo Marroquín Godoy
Periodista, expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa
Existen algunos estudios sobre el surgimiento y fortalecimiento de las pandillas en la época moderna en varios países latinoamericanos, entre los que destacan Haití, El Salvador, Guatemala, Honduras, Ecuador, Brasil, Venezuela, México y Colombia, países que comparten algunas características, aunque tienen también marcadas diferencias.
Si bien su presencia es objeto de noticias a nivel local por los delitos que cometen, la zozobra que crean y el poder que pueden llegar a tener, raramente alcanzan los grandes titulares de la prensa internacional, como sí ha sucedido recientemente con el caso de Haití, en donde evidentemente las pandillas han alcanzado un protagonismo inusual en la vida política nacional.
En efecto, en el pequeño y empobrecido Haití operan unas 23 pandillas reconocidas, pero dos de ellas, la "Familia G9" y la "G-Pép", rivales entre sí, han logrado un poder enorme, al extremo de que las fuerzas de seguridad gubernamentales reconocen que no son capaces de hacerles frente por su gran capacidad de respuesta armada. De hecho, muchos de los integrantes de la "G9" son exagentes de policía.
Su expansión organizacional y económica les ha permitido tener contactos en la alta política haitiana, lo que explica su nivel de influencia en la crisis que arrastra el país. Extorsiones, secuestros, asesinatos, asaltos, amenazas y cualquier cantidad de crímenes que cometen, les han convertido en un terrible y vergonzoso exponente del Haití del siglo XXI.
Pero, ¿cuál es el "caldo de cultivo" para que estas pandillas -o maras, como se les conoce en algunos de nuestros países- surjan y se fortalezcan tan rápidamente
Pues deben converger algunos elementos y, en casi todos los países mencionados, estos están presentes. Los Estados fallan en su obligación de generar un ambiente de desarrollo para los jóvenes, el trabajo es escaso y casi siempre mal remunerado, la educación insuficiente, los sistemas de justicia débiles, el narcotráfico permea y corrompe, las fuerzas de seguridad responden mal o a medias, la pobreza se señorea y, para colmo de males, las sociedades pierden valores y gran parte de los pandilleros proviene de hogares o familias desintegradas o disfuncionales.
En resumen, los pandilleros son producto del abandono del Estado y la sociedad misma. Los jóvenes encuentran en ese tipo de organizaciones un medio fácil, no solo de sobrevivencia, sino incluso de acceso a tener por...

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